Leo Messi y Xavi Hernández metieron los goles y Andrés Iniesta se marcó un partidazo de libro pero la eliminatoria ante el Arsenal deja un héroe imborrable para el barcelonismo. Si el 'Tarzán' Migueli entró en la leyenda en Basilea luchando en la prórroga contra una anestesia sin efecto para su clavícula dislocada, Javier Mascherano inscribió ayer su nombre en la colección de noches europeas más mágicas del Barça.
El domingo acudió el antrenamiento matinal oliendo su suplencia pero la recaída de Carles Puyol le convirtió en titular al ser Sergio Busquets el elegido para compartir el eje de la retaguardia con Eric Abidal, también inconmensurable anoche. Y el 'jefecito' no defraudó batiéndose el cobre como hizo en las últimas citas ligueras ante Valencia y Zaragoza amarrando dos valiosos triunfos por la mínima camino del tercer alirón consecutivo. Sin embargo, su labor de estajanovista e incansable picapedrero quedó en segundo plano gracias a su determinante y ya inolvidable aparición en el minuto 88. No había hecho nada el Arsenal para merecer el 3-2 después de que un desafortunado autogol de 'Busi' significara su primer y único 'remate' en el partido pero Adriano Correia se complicó la vida ante la presión de Jack Wilshere, un ejemplo a los 19 años para algunos de sus compañeros por no esconderse. El inglés birló la cartera al lateral brasileño y puso la directa hacia el área en busca de Nicklas Bendtner. El 'tanque' danés, patoso en el control, dio tiempo a Mascherano para interponerse en su camino y rebañar el cuero cuando se aprestaba a engatillar a Víctor Valdés. 'Masche' hizo de bueno en un final de Hitchcock con el Camp Nou presa del pánico pero incluyó en el parte de guerra un tirón muscular que le obligó a ser sustituido por Seydou Keita. Las 90.000 almas culés se entregaron a su nuevo héroe, que sufrió en el tiempo añadido y luego fue abrazado efusivamente por Puyol y Piqué.
Otra vez verdugo de Wenger
El 'jefecito' hizo que nadie tuviera que acabar recordando la ausencia de la 'doble P' y, en pleno delirio barcelonista, mantuvo la cabeza fría para dar una lección de señorío y saludar a Arsène Wenger, que no hizo ni el ademán de ir a felicitarle tras ver cómo volvía a eliminarle en la Champions League. Hace tres años, Masherano ya le echó de los cuartos con el Liverpool y ahora persigue su primera Copa de Europa tras perder la final de 2007ante el Milan.