Mou, la pesadilla de Kinhöfer

El técnico luso, muy histérico, no dejó de 'dar la brasa' al cuarto árbitro

Tener pegado a José Mourinho durante un partido de fútbol se está convirtiendo en una nueva profesión de riesgo. Que se lo pregunten a un alemán llamado Thorsten Kinhöfer, quien ayer ejerció de cuarto árbitro. El técnico portugués fue una pesadilla para el auxiliar, al que no dejó respirar con sus desaforadas protestas. El bueno de Kinhöfer sintió tan de cerca el aliento del luso que hasta nos podría decir de qué sabor son los chicles que masca el de Setúbal.

Mourinho, muy nervioso todo el encuentro, no se sentó ni un minuto en su banquillo y tampoco dejó de 'dar la brasa' al cuarto árbitro, que tuvo más paciencia que el Santo Job con las reacciones histéricas del portugués, quien, con ostensibles gestos, hasta llamó 'piscinero' al extremo local Bastos, un simple aprendiz al lado, por ejemplo, de Di María. En ocasiones, el argentino parece sufrir descargas eléctricas de 10.000 voltios cada vez que pisa el área. En la Liga BBVA pueden dar fe de ello.

El portugués se vuelve loco

Mourinho entró en erupción cuando, en el minuto 63, Gourcuff tapó con la mano una falta botada por Cristiano. El árbitro teutón no lo entendió como pena máxima y el entrenador portugués protestó con más rabia que los manifestantes que claman en Libia contra el dictador Gadafi. Ni siquiera el tanto de Benzema logró relajarle.

Suerte tuvo Mou porque dio la impresión de que los delanteros del Lyon, donde se acusó la baja de Lisandro, se habían puesto las botas al revés. Fallaron algunas ocasiones muy claras, si bien es cierto que los blancos estrellaron dos balones en la madera, lo que hizo resucitar viejos fantasmas.

En su cuarta visita al Stade de Gerland, el Real consiguió marcar su primer gol y frenó su dinámica perdedora (3-0 en 2005, 2-0 en 2006 y 1-0 en 2010). Con esta sucesión de resultados, el envite 'olía' a empate. Y así fue. La próxima vez tocará ganar. El Madrid va mejorando en este campo 'gafe', donde las camisetas de los jugadores del Lyon destilaron azulgrana, colores que atormentan a los madridistas.

Imagen forofa de Pérez

Pero la imagen más llamativa del partido la protagonizó Florentino Pérez. En el minuto 65, el mandatario merengue se levantó del asiento que ocupaba en el palco, junto a Zidane, para celebrar el tanto de Karim Benzema, su hijo futbolístico, alzando los brazos como un verdadero forofo. Las cámaras le cazaron. Su gesto recordó al vivido recientemente en el Sardinero con el indio Alí Syed (mecenas del Racing), quien no dejó de dar botes de alegría en el palco para festejar el tanto que dio el triunfo en el último suspiro a su equipo contra el Sevilla (3-2) hace un par de jornadas

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