Jean Pierre Roy, la loca aventura del solitario hombre caribeño de las nieves en el mundial de esquí

Un haitiano de 47 años es la estrella exótica del Mundial de esquí

Creó la federación de su país...de la que es su único miembro

Hubo una vez una anti-estrella que, amparada por el encanto de descubrir por una vez no quién es el mejor, sino quién es el peor deportista, acabó arrancando más portadas y reportajes que las verdaderas estrellas. Eric Moussambani, así se llamaba el entrañable perdedor, tuvo problemas para no ahogarse y acabar entero los 100 metros libre en los Juegos de Sydney 2000. Su ejemplo tuvo otras versiones, antes y después, desde los jamaicanos en un loco 'bob' en los Juegos de Invierno de Calgary al circense 'Águila' Edwards, el peor saltador de esquí de la historia. La última reencarnación de Moussambani tiene todos los elementos quijotescos de una historia 'freak': demasiado viejo (47 años), demasiado solo (único esquiador de Haití, él mismo creó la federación), demasiado malo, demasiado raro: un haitiano esquiando, una gota de surrealismo desde un país que no conoce la nieve. Ése es Jean Pierre Roy.

El jueves y el sábado, Roy competirá en el slalom y el gigante de los Mundiales de Garmisch, y hasta entonces su agenda de entrevistas está tan repleta como la de Lindsay Vonn, aunque él no luchará por ganar. Más bien por acabar sin caer, aunque sea el último. Sería un buen final a una historia que comenzó cuando en 2010 se obstinó en llevar a Haití a un Mundial de esquí. Roy, ya abuelo y propietario de una empresa informática en París, llegó a Francia a los dos años junto a su familia, y sólo ha regresado a Haití de vacaciones... y para fundar la federación de esquí de Haití, de la que es presidente y único miembro. Le costó menos convencer a la FIS que a las autoridades haitianas, pero una vez lo logró, inició su preparación para convertirse en algo más que el esquiador de fin de semana que es desde pequeño.

"Sólo esquío una semana al año, pero me he preparado en casa. Llego al Mundial con 20 horas de 'nieve' en las piernas, cuando mis rivales llevan 20 años". Se gastó 12.000 euros de su bolsillo, contrató a un familiar de la ex campeona mundial Carole Montillet y entrenó sobre una máquina antes de su debut, previo a este Mundial. "A los otros esquiadores les molestó mi nivel, se reían de mí. Fue la peor bajada de mi vida, pero no caí (fue 25º de 92, porque el resto no acabó) y me gané su respeto", dice Roy, que en Garmisch comparte hotel con los equipos de Austria y Estados Unidos. "Ya formo parte de la 'fraternidad'. Hablo con Vonn, con Bode Miller... todos me animan".

Crear escuela

El verdadero sueño de Roy es que su loca aventura tenga continuidad y surjan más haitianos devotos del esquí. "Quiero hacer un equipo, busco descendientes de haitianos en Occidente. El otro día me llegó una carta de una pareja francesa que adoptó a un niño haitiano. Viven en las montañas y el niño, que ahora tiene 10 años, esquía a diario. Mantiene el pasaporte de Haití, así que puede ser mi campeón del futuro"

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