El Camp Nou tiene ganas de Afellay. Los minutos que en cuentagotas le está concediendo Pep para que vaya aclimatándose al estilo Barça no sacian todavía la enorme expectación de la grada. En el Estadi apenas han disfrutado de su rico y variado catálogo de movimientos. Algo más de cuarenta minutos repartidos en tres partidos (Betis, Málaga, y Almería) no dan para mucho. El socio quiere atiborrarse de su juego y el run-rún de curiosidad e ilusión de la grada cuando calienta y entra al campo es cada vez más sonoro. El jugador notó una corriente de simpatía y atención cuando ante los andaluces entró con media hora por delante. El griterío de aprobación y los aplausos recordaron a aquellas apariciones de Larsson o los inicios de Bojan o Maxi López. Una empatía natural que promete, de momento, hasta 2015.
Ante el Betis, en la ida de la Copa, este holandés de Utrecht de 24 años saltó al césped en el sprint final, con el tiempo casi agotado y con un abultado marcador de 4-0. Era su primer partido ante su nueva afición y su puesta en escena no defraudó. Con una asombrosa autoridad para un recién llegado, reclamó el balón y trató de entrar en el rondo. Sus ganas de agradar le llevaron a una conducción vertical y veloz que, en ocasiones, excedía el límite permitido. Lo mejor fue un pase entre líneas Tuvo tiempo de participar, aunque fuera indirectamente del 5-0, obra de Keita. La afición se relamía con el único fichaje invernal de Pep.
A pesar de que su única titularidad hasta ahora fue en Sevilla, en la tercera derrota culé de la temporada, 'Ibi' destapó todo su descaro desde el primer minuto. Abarcando más espacio, el ex del PSV se movió por las dos bandas mostrando desborde y su sacrificio en defensa. Se atrevió con el disparo lejano y no lo dudó. Ante el Almería se mostró aún más audaz. tenía ganas de demostrar que tiene hueco en un once ocupado por supercraks. Un dulce atrevimiento