El estado de forma del ruso Andrei Arshavin se ha convertido en una de las principales preocupaciones de Arsène Wenger, quien sigue confiando en la proyección del extremo a pesar de que ha ido perdiendo paulatinamente su condición de indiscutible. Ahora, Theo Walcott o el danés Bendtner están por delante en la jerarquía propia del vestuario, aunque fuese titular el pasado martes ante el Ipswich Town. Al fin y al cabo, era un partido de Carling Cup y Wenger reservó algunos titulares, entre ellos Walcott o Nasri, otro futbolista que puede ocupar la plaza de Arshavin si Wenger considera que debe reforzar el centro del campo en detrimento de una de las tres plazas de la delantera.
Wenger ha vetado el traspaso de Arshavin en el mercado de invierno, a pesar del interés mostrado por la Juventus o incluso por el Zenit de San Petersburgo, su equipo de origen, que estaría encantado de recuperar a su jugador más cotizado. Sin embargo, empieza seriamente a meditar no alinearlo en la eliminatoria frente al Barça, ahora mismo el gran reto para Wenger y para el Arsenal.
Me hago viejo
La página web 'Goal.com' difundió ayer unas declaraciones del jugador ruso efectuadas a periodistas de su país en las que admite su bajo estado de forma: No tengo la punta de velocidad de antes ni desequilibro, tal vez me estoy haciendo viejo, reflexiona el delantero, quien añade que no tengo aceleración y desde el inicio de temporada veo que soy lo bastante rápido sólo en esfuerzos cortos.
Arshavin considera que cuando estás bien ni siquiera piensas en lo que haces, sino que sale solo. Pero ahora antes de cada acción le doy vueltas a la cabeza, me asusta tomar la iniciativa y así normalmente tomas la decisión errónea. En cualquier caso, Arshavin afirma que el único camino que tengo es entrenar y trabajar y renuncia a cambiar de aires.
Wenger, aunque ahora considera otras opciones antes que la de Andrei para el oncetitular, también es partidario de su continuidad para mantener el bloque que considera puede llegar por fin a ser ganador esta campaña. De hecho, Wenger ha ordenado al club la continuidad del ruso ante la dificultad para incorporar un recambio de calidad que dé el perfil.