La diablesa sobre ruedas

La diablesa sobre ruedas
David Llorens Periodista

En el mundo de los deportes extremos, que tanto atrae a los jóvenes, la iconografía es eminentemente masculina: pilotos de motos con el esqueleto hecho trizas que exhiben las cicatrices como si fueran trofeos, ases del monopatín que inventan piruetas imposibles y que hacen del mobiliario urbano su patio de juegos particular, 'riders' que llevan su bicicleta o su snowboard más allá de los límites de la gravedad… Todos son hombres, en una amplia franja de edad que va desde los imberbes niños prodigio hasta venerables veteranos como el 'skateboarder' cuarentón Tony Hawk. Con una principal excepción: Fabiola da Silva.

Esta brasileña es quizá la única mujer capaz de competir en condiciones de igualdad con los mejores hombres en su deporte. Es patinadora, pero su talento no se constriñe a un reglamento deportivo establecido, sino a la ancha manga de la espectacular Agressive Skaters Association (ASA) y las ruedas de sus botas son capaces de desafiar con éxito cualquier rampa vertical, cualquier bordillo malintencionado o cualquier barandilla deslizante que se cruce en su camino. La llaman 'Fabby' y el hecho de que tenga un cuerpo escultural y que su belleza morena sea pasto de sugerentes sesiones fotográficas ataviada con prendas minúsculas –no en vano se la considera una de las deportistas más sexys del mundo– no es más que una anécdota. Quienes compiten contra ella la respetan como un igual. Y lo cierto es que se lo ha ganado a pulso.

Nacida en Sao Paulo, tiene ya 31 años y hace ya mucho tiempo que está sola en la cima. Comenzó a competir en 1996, en Miami, y desde entonces ha edificado a su alrededor un aura de invencibilidad que refrenda en cada torneo. Aquel mismo año se colgaba su primer oro en los X Games, los Juegos Extremos. En ediciones sucesivas conquistó seis oros más, además de una plata, lo que la convierte en la mujer más laureada de la historia del lado salvaje de los deportes. Su dominio era tal que en el año 2000 la ASAestableció la denominada 'regla Fabiola', que permitía a las mujeres enfrentarse a los hombres en igualdad de condiciones. Esta norma se implantó para darle a la paulista un nuevo horizonte competitivo, porque no había ninguna mujer que ni siquiera se acercara a su nivel.

Da Silva tampoco se arredró al enfrentarse a los competidores masculinos. Capaz como ellos de efectuar en las rampas acrobacias de 540 o 720 grados e incluso de aterrizar con éxito un doble mortal hacia atrás, siempre ha terminado en el top-10 y la primera vez que se midió a los chicos finalizó en tercer lugar. Su impacto en el patinaje extremo es tal que, desde su emergencia, un país sin apenas tradición como Brasil ha dado una quincena de patinadores de primer nivel, la mitad de ellos mujeres, algo que sólo se explica por el 'efecto Fabiola'.

Sus prestaciones competitivas le han proporcionado fama y fortuna. Warner Brothers tiene un proyecto para llevar su historia al cine que incluso lleva título (Slammin') pero que aún no ha cristalizado; da Silva debutó en el celuloide haciendo de doble en las escenas peligrosas de una película de Disney titulada 'Brink!'. Se nutre de un puñado de patrocinadores fieles y es la única mujer del prestigioso equipo Rollerblade

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