La vela es un deporte en el que no solamente prima el físico, sino que tanto o más importante es la intuición y la mente. Hay que tomar decisiones en décimas de segundo, una buena o mala virada o trasluchada hecha en el momento preciso y en un lugar concreto puede significar ganar o perder, ya que a diferencia de otras regatas más convencionales, en una transoceánica no se puede cambiar el rumbo cada cinco minutos; cuando se toma una decisión hay que ir a muerte con ella. Y esto no entiende de sexos.
La vela oceánica en solitario, a diferencia de lo que podría parecer, tiene más cuota de participación femenina que competiciones en equipo como pueden ser la Copa América o la Volvo Ocean Race. Si hay una mujer que en su día llegó a ser una gran referencia fue Ellen Mac-Arthur, pero la británica no es la única ni mucho menos. Sin ir más lejos, en la pasada Vendée Globe, que se puede considerar la regata en solitario más dura, fueron otras las mujeres que se atrevieron y las dos que salieron, las británicas Samantha Davies y Dee Caffari consiguieron acabar la vuelta al mundo.
En esta Barcelona World Race serán tres las mujeres que el próximo viernes estarán en la línea de salida. Dee Caffari, que cuenta como compañera de fatigas con la catalana Anna Corbella a bordo del Gaes Centros Auditivos, es una de ellas y la tercera, la francesa Michèle Paret, asimismo una buena conocedora de la vela a dos y de la Barcelona World Race, puesto que ya compitió en la primera edición.
Un barco sólo para mujeres
El Gaes Centros Auditivos es el único barco cien por cien femenino de esta Barcelona World Race. Dee Caffari es la experiencia y Anna Corbella, la ilusión. Caffari, a sus 37 años, ha dado tres veces la vuelta al mundo. La primera en 2004 como patrona del Imagine It en la Global Challenge, la prueba por etapas que va de este a oeste. La segunda ya fue en solitario en el año 2005 y además la hizo de forma poco convencional, también navegando de este a oeste contra los vientos dominantes y lo hizo en 178 días. Y la tercera fue la última edición de la Vendée Globe en 2008, en la que acabó sexta.
Anna Corbella reconoce que está aprendiendo mucho de Dee, no sólo de lo que es el día a día en un IMOCA 60 sino también de la navegación en solitario. Aunque también es cierto que en su primera gran regata, la Transat 650, consiguió dos hitos, ser la primera fémina en la clasificación y la primera española en hacerlo en solitario en competición.
Corbella se inició en la vela ligera en los años 90, pero a principios de esta década se decantó por la vela en solitario participando en la clase Mini en el año 2001 en la Regata Mare Nostrum. hasta que le ha llegado la oportunidad, gracias a la Fundació per a la Navegació Oceànica de Barcelona, de poder participar en la BWR. Corbella y Caffari lo tienen muy claro: Nosotras podemos hacerlo tan bien como ellos. Somos igual de competitivas, vamos con la intención de ganar y queremos hacerlos sufrir, y que tiemblen cuando nos vean.
Pareja sentimental a bordo
El barco suizo Mirabaud cuenta con Michèle Paret, que hace dúo con su pareja sentimental, Dominique Wavre. Paret fue junto a Servanne Escoffier una de las dos mujeres que compitieron y acabaron la primera edición de la BWR: Michèle a bordo del Temenos II y Servanne en el Educación sin Fronteras. Paret buscará así su tercera vuelta al mundo. Debutó en 1989 en la Withbread formando parte de la tripulación del Maiden, pero fue con Wabre cuando se enganchó a la navegación en solitario participando en dos ediciones de la Transat AG2R y en dos más en la Transat Jacques Vabre. En la primera BWR subió al podio en tercera posición, con lo que demuestra que junto a Dominique le tienen la medida muy cogida al barco y a los océanos.
Aunque en esta Barcelona World Race las mujeres sólo representan el diez por ciento de los participantes,está claro que en este caso la intuición femenina puede ser clave