Un año más, el Barça volverá a la carga por Cesc Fàbregas. El capitán del Arsenal es el objetivo estratégico de los técnicos azulgrana en una plantilla que, tal y como se ha demostrado, es muy difícil de mejorar debido al histórico nivel de calidad que atesora actualmente. La junta directiva que preside desde mediados de año Sandro Rosell hará todo el esfuerzo económico y humano que entienda como razonable para complacer esa petición, aunque fiel a su política de no estirar más el brazo que la manga nunca comprometerá el equilibrio financiero de la entidad. Con todo, en el club se parte desde la confianza en que, esta vez sí, el sueño de volver a vestir a Cesc de azulgrana se hará realidad durante el 2011 que está a punto de empezar. Y como gesto simbólico, todo está preparado para que el centrocampista de Arenys y ex canterano culé luzca a su espalda ese mítico número '4' que tantas cosas significa en la manera de entender el fútbol en el club y que, en una plantilla repleta de gente de la casa, nadie lleva.
Asegurar el fichaje de Cesc supone, en este sentido, confirmar en calidad la pervivencia de un estilo de juego que le ha dado el club sus mejores éxitos. Hace unos días, alguien tan poco dado a lanzar mensajes sobre posibles incorporaciones como Andoni Zubizarreta admitió durante la presentación de Ibrahim Afellay como nuevo jugador del Barça que de Cesc ya hablaremos en los próximos meses. No hizo falta que el director técnico azulgrana se alargara más en sus explicaciones.
Hace años, ni Xavi ni Iniesta
Con apenas 23 años, Cesc es, por un lado, lo suficientemente maduro para afrontar el desafío del Camp Nou y, por otro, lo suficientemente joven como para prolongar otra década de inigualable fútbol de toque. Es por ahí que ese dorsal número '4', que en la década de los 90 hicieron grande primero Ronald Koeman y luego el mismísimo Pep Guardiola, ahora se guarda en las taquillas del Camp Nou para Cesc. Hace casi 10 años, con la marcha a Italia del Guardiola-jugador demasiado fresca, su legítimo heredero, Xavi Hernández, optó por labrarse su propia biografía y se enfundó ese dorsal '6' que él se he encargado de hacer célebre. También a la larga, Andrés Iniesta hizo su camino y acabó quedándose con el '8'.
Fueron dos jugadores llegados de fuera, el efímero sueco Patrick Andersson y el mexicano Rafa Márquez, quienes sí llevaron sin complejos ese número que tanta carga simbólica trae consigo. Con Cesc habrá pasado ya una década desde que se fue el Guardiola futbolista. Tiempo suficiente para que otra vez alguien 'de la casa' -aunque cueste un pastón- juegue de azulgrana y con el '4'. Por algo Cesc lo lleva en el Arsenal. Allí lo heredó de otra leyenda 'gunner', Patrick Vieira. En el Barça, si todo sale bien, se enfundará el número que lució su ídolo de la niñez y hoy técnico del Barça, Guardiola