A Lillo le gusta decir que el fútbol es un estado de ánimo. Por eso entre él y Guardiola ayer no pudieron cruzarse demasiadas palabras, pese a haber sido amigos futbolísticos de antaño. La goleada histórica que el Barça le endosó al Almería demuestra que el equipo blaugrana anda fino para la primera semana más importante del campeonato, los días en los que hay que afrontar dos partidos decisivos en Champions y en Liga.
Ya habrá quien le rebaje mérito a la excelente victoria del FC Barcelona, pero su estado de ánimo antes del clásico no puede ser mejor tras marcar ocho goles, tres de los cuales los obtuvo Messi (lo más parecido a Superman sin capa), que estaba tocando el 'hat-trick' y ayer lo bordó. Los dos de Bojan también supusieron un buen empujón al estado de ánimo positivo. El de Linyola lo necesitaba y, como recordaba el técnico del Barça en la rueda de prensa, el Almería era el equipo menos goleado hasta aquel momento, detrás de Barça y Madrid.
Siguiendo con el estado de ánimo, el de Mascherano se subió por las nubes, ya que con él en el equipo se consiguió un resultado histórico. O el de Fontàs, el central que dio una asistencia, a lo Beckenbauer, para que Pedro marcara y que alimentó la posibilidad de ser el elegido para pasar a formar parte del primer equipo en enero