Los socios del Barça que ayer acudieron al Estadi se entretuvieron en los minutos previos al partido devorando los detalles del fichaje de Afellay, aplaudiendo con regocijo la andanada de Preciado a Mourinho e imaginando la cara descompuesta del canalla aludido. Ni durante los primeros veinticinco minutos, cuando disfrutaban de un espectáculo culé perfecto, intuían que acabarían alterados, cabreados y sacando los pañuelos con la inaceptable actuación arbitral de Delgado Ferreiro.
Fue el no fuera de juego más claro del siglo. Por un metro y veinte centímetros, que recordó aquellas injusticias en blanco y negro. Una excepcional asistencia de Xavi sobre Messi encarando en carrera a Diego López y posterior remate final de Pedro a gol fue cortado inexplicablemente por el linier. Inmediatamente después, contragolpe del submarino amarillo y torpedo de Nilmar.
Los jugadores no se contuvieron a la hora de protestar. Tampoco el técnico azulgrana, cuando enfurecido se acercó a protestar al asistente para tirarle en cara su funesto error. Por enmedio se encontró a Garrido que le cesuró airado su actitud. Vaya, el mismo técnico que hizo lo mismo no hace muchas jornadas. Pep, de educación exquisita, no recurrió a los improperios malolientes de Mou de la jornada anterior. Las gradas rugían al grito de fuera, fuera. La tensión era de una alta densidad. La imagen de los jugadores rodeando al trencilla vasco y los bufidos de la hinchada lo decían todo. Pero Pep cuenta con jugadores pillos, como Xavi, Pedro y Messi, que burlándose de la injusticia se inventaron una remontada estelar. Y entonces, sí, el escenario cambió por completo. Los 80.766 aficionados empezaron a pasárselo en grande con la trituradora azulgrana. De los olé, olé, olé' de los matemáticos rondos del Barça pasaron a vociferar con energía ser del Barça es lo mejor que hay en versión catalana y a hacer la ola. La Reina Rania de Jordania debía alucinar con este Barça que, eufórico, se fue a dormir líder
Pep y Garrido no se saludaron
A la conclusión del partido y sobre el césped, Pep Guardiola y Garrido no se saludaron. Las tensiones vividas entre los técnicos durante la primera parte fueron evidentes. El entrenador azulgrana no se metió con su colega sino que censuró arbiertamente los errores cometidos por los árbitros. El de Villarreal, en cambio, celebró el tanto casi en su cara y después terció en la discusión (“en tu casa, aquí no”, le dijo Pep a Garrido). Lo curioso es que algunos le recordaron cuando se dirigió a un colegiado en un partido anterior y le dijo aquella ya célebra frase de “te has equivocado muchas veces y lo verás por televisión”. Hoy le dará tiempo de ver que el linier se equivocó señalando un fuera de juego a Messi