Victoria balsámica para el Espanyol

El Espanyol se desmelenó en Palma y presenta candidatura europea cuando más apretaban los números fuera

Capaz de lo mejor y de lo peor, el Espanyol se desmeló en Palma de Mallorca, su feudo gafe, para conseguir una victoria balsámica en el momento más insospechado. Cuando más apretaban las estadísticas hablando del mal fario de los pericos como visitantes; cuando más se cuestionaba la endeblez de un colectivo incapaz de aguantar la cara al rival de turno más allá de veinte minutos, y hasta cuando la cabeza de Luis García olía a pólvora, emergió un Espanyol con garra, postín y generador de múltiples ocasiones de gol.

El Espanyol presenta candidatura europea (sexto en la clasificación) tras acabar con el mito del Mallorca en su feudo. Adiós a diez largos años de sequía perica en Palma. Victoria corta con diez jugadores en un escenario que era un fortín desde la pasada temporada, cuando el ahora equipo de Michael Laudrup solo perdió un encuentro en todo el año. Tres puntos al zurrón blanquiazul por la vía del coraje, de la solidaridad del grupo, de saber mantener el tipo en todas las fases del juego.

Crece a borbotones el equipo de Pochettino, que tan pronto se afana a defender con fiereza y cerrarle los espacios al rival como se lanza como un vendabal en las contras para que se luzcan los porteros contrarios. Pasó en Vila-real, sucedió hasta en el Bernabéu, convirtió en héroe a Claudio Bravo en Anoeta y gracias a Dudú Aouate no feneció el Mallorca por goleada. Hasta el domingo se resistía la victoria fuera, pese a las ocasiones de gol generadas.

Predestinado o no, el asunto es que una diablura de Luis García hizo justicia en Palma al trabajo estajanovista de todo el grupo perico. Precisamente Luis García, autor del gol de la anterior victoria del Espanyol como visitante (25 de abril de 2010 ante el Almería), resaltaba ayer que la victoria en Palma “fue producto de que todo el equipo dio el do de pecho. Supimos sufrir, que es lo que nos caracteriza. Supimos mantener el tipo, fuimos un grupo solidario en todas las situaciones. Y sí, hubo ocasiones suficientes para meter el segundo y hasta el tercer gol”. Fue la suya una jugada de astucia, tratando de meterse hasta la cocina por el lateral del área para que el joven Kevin le tumbara sobre el mojado césped. Y si bien Osvaldo trató de arrebatarle la pelota para lanzar el penalti, no concedió opción. “No es porque marcara yo, pero ese gol era muy importante para todos nosotros. Nos devolvió la confianza a la vez que hizo justicia a lo que estaba sucediendo sobre el terreno de juego, porque el dominio era nuestro”, dice con aplomo y convencimiento. “No entiendo la reacción de la afición del Mallorca, pues en el año que estuve allí marqué once goles y sólo me perdí un partido de Liga. Además, era lógico que celebrara el gol. Con rabia, porque ya nos tocaba ganar fuera de casa. Y además porque se acababa un gafe de diez años contra el Mallorca”, confiesa sin ánimo de más polémica.

“Esta victoria nos ha dado un subidón muy importante. Pero no debemos quedarnos en la autocomplacencia. Hay que seguir empujando, en línea ascendente. El objetivo deben ser los 42 puntos cuanto antes. Y si luego hay margen para más, ser ambiciosos. Pero no va a ser fácil”, confiesa el delantero, orgulloso de haber marcado en el momento justo

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