Una rivalidad 'on the rocks'

Los duelos entre Sevilla y Atleti se han agriado en los últimos tiempos

Los duelos entre el Sevilla y el Atleti se han convertido en la última década en unos de los más calientes: goles, polémicas, expulsiones, declaraciones, lanzamiento de objetos, sanciones... De todo han dejado los choques entre ambos equipos desde que ambos descendiesen de la mano a Segunda en la 99-00. El último choque de aquel triste curso acabó precisamente con un duelo entre ambos en Madrid. Se recuerda por la lluvia de huevos que cayó sobre la meta de Toni que propició uno de los goles del Sevilla.

El hecho de que ambos peleasen por volver a Primera al año siguiente no rebajó la tensión. Es más, la subió. A ello contribuyó el por entonces técnico Joaquín Caparrós, quien diría aquello de que el Atlético iba a subir “por decreto”, en referencia a unas supuestas ayudas que nunca llegaron: el Sevilla ascendía y el Atlético quedaba un año más en el 'Infierno'. Tiempo después, Caparrós se volvía a meter en un charco al criticar a Germán Burgos por fingir una lesión durante un partido. Las posteriores pruebas hacían salir a la luz el tumor en el riñón que tenía el argentino. El técnico utrerano pedía perdón por su metedura de pata. Con el 'Mono' ya recuperado, se vivía en Copa otro encuentro calentito en el Pizjuán. El argentino, tocado, optaba por jugar y encajaba cuatro dianas.

Los episodios continuarían en el tiempo, también con Del Nido apagando fuegos con gasolina. Amén de ridiculizar cualquier alusión al interés rojiblanco por hacerse con jugadores como Baptista o Reyes el presidente andaluz siempre tenía una puyita a mano. Una de ellas, en la que igualaba la calidad del equipo rojiblanco con la del Lleida, le valía que en el consistorio ilerdense le otorgase el premio 'Caracol Llimac' (caracol baboso) al personaje menos simpático para la localidad.

Uno de los puntos álgidos en los últimos choques se vivió en la 05-06, cuando el Sevilla visitaba el Calderón y el colegiado Ayza Gámez sacaba de quicio al Atlético ya la afición. El asunto acababa con lluvia de objetos, incluida una botella de whisky recogida por Palop, y con el partido detenido durante media hora y reanudado ya sin público. Competición imponía multa al Atlético de 3.000 euros y apercibía de clausura al Calderón. Eso no es todo, en 06-07 Palop denunciaba una agresión en vestuarios, en la 08-09 Perea era hospitalizado por un traumatismo cráneo-encefálico, etc...

Que las aficiones no se tienen simpatía es algo que se vio hace unos años, la Policía detenía a 18 hinchas del Sevilla por desórdenes públicos y riña tumultuaria en las inmediaciones del Calderón, a donde se dirigían provistos de 42 bates de béisbol. A la vuelta, un aficionado radical atlético era agredido y el episodio era grabado y colgado en Internet. Ni que decir tiene que la final de Copa también tuvo miga, con las declaraciones de Del Nido en las que temía que si se jugaba en Madrid sus hinchas fuesen agredidos. Al final, se disputaba en Barcelona sin un sólo incidente y con una lección de la afición rojiblanca

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