Empate con buen sabor

El Atleti firmó tablas ante un Bayer que fue mejor en el inicio, arrollado en la segunda parte

Un puntito con sabor. El Atlético empató en su casa con el Bayer Leverkusen, inaugurando el casillero en la fase de grupos de la Europa League. ¿Por qué con sabor cuando a priori se 'exigía' el triunfo? Pues porque tras una primera mitad de papelera de reciclaje, gol del Bayer incluido, el Atleti de Quique Sánchez Flores acorraló al rocoso cuadro germano, empató y pudo ganar el encuentro su la diosa fortuna le hubiese mirado con mejores ojitos. Y todo ello sin las dos estrellas colchoneras en el campo: el Kun se cayó de la lista a última hora y Forlán fue cambiado tras el descanso por Quique. Un entrenador que pudo comprobar que hay vida, y mucha, detrás de sus estrellas. La vida que dan jugadores como Ujfalusi, Mérida, Reyes, Tiago, Filipe, De Gea, Perea, Domínguez... y puntos suspensivos donde se acuestan los jugadores de un conjunto que poco a poco se está ganando la categoría de equipo, que no es poco. Simão, de penalti, puso las tablas en un marcador que inauguró Derdiyok.

La ausencia inesperada de Sergio Agüero privaba al Atlético del termómetro rojiblanco en un encuentro tan importante como el que ayer se disputó a orillas del Manznanares. Quique apostó de inicio por mantener dos estiletes arriba, alineando a los Diego's, Forlán y Costa. También decidió darle recorrido a Filipe Luis y a Simão, que volvieron a ocupar la autopista izquierda.

El choque comenzó soso, muy soso. El Atlético tenía el control de balón en su poder, pero el Bayer daba más sensación de peligro cuando superaba la línea de tres cuartos, con Vidal y Balitsch buscando las cosquillas colhoneras. Por parte rojiblanca, Filipe Luis y Reyes parecían los más enchufados, acompañados por el encomiable trabajo de Costa, esfuerzo que -desgraciadamente- moría en la orilla germana. Por cierto, la impotencia que debe sufrir el de Utrera (Reyes) cuando le dan cera en la Liga sin ningún castigo para el ofensor se trasladó ayer a la Liga... de Europa. Balitsch, cuando sólo se habían jugado cinco minutos, llegó tarde y se llevó por delante al sevillano, acción que no mereció -incomprensiblemente- que Paolo Tagliavento enseñara ni una amarilla. Era, mínimo, naranja. En fin. Poca historia en el primer acto que regaló el Atleti hasta que una jugada del equipo alemán finalizó con el balón tocando el palo de De Gea, rechace que se convirtió en el 0-1 tras el acertado remate de Derdiyok. Premio que le ponía muy cuesta arriba el choque a un Atleti que no terminaba de sentirse a gusto en el campo, que no encontraba la combinación de la caja fuerte donde se esconde el buen juego y las ocasiones.

Revolución. Quique retiró a Forlán tras el descanso, también a Raúl García. Tiago y Fran Mérida entraron en el terreno de juego. Y el cambio de dibujo tuvo premio pronto, cuando Hyypia se pasó de revoluciones y derribó a Mérida en el área, penalti transformado por Simão que ponía las merecidas tablas en el marcador. A partir de ahí, los mejores momentos de un Atleti muy incisivo, con Tiago mandando en el centro y que encontraba en su carril derecho la mejor manera de hacer daño al equipo alemán, con Ujfalusi muy 'pesao'. De un centro del checo llegó la mejor oportunidad para haberse puesto por delante en el marcador, pero su centro fue rematado fuera por un muy activo Reyes.

Acoso rojiblanco hasta el final para que la parroquia colchonera se marchara a casa con una sensación positiva, a pesar de haber perdido dos puntos en el camino. Se perdió en lo tangible, pero se ganó, y mucho, en lo intangible: el Atleti lleva camino de convertirse en un equipo, solvente incluso cuando se apaga la luz de sus estrellas. Muy interesante

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