Empieza la campaña para demonizar a David Villa

Le pueden caer de uno a tres partidos y si son más de uno no podrá jugar ante su ex equipo, el líder Valencia

Ha comenzado la campaña para que a David Villa le caiga un mínimo de dos partidos por la tarjeta roja que vio en San Mamés después de pegar un manotazo en la cara de Gurpegi. Con esa sanción, el asturiano se perdería, además del Barça-Mallorca, el encuentro que el conjunto barcelonista debe jugar contra el Valencia, precisamente el ex equipo del delantero, también en el Camp Nou. El conjunto levantino es actualmente el líder de la clasificación y su visita a Barcelona es, a priori, la principal dificultad que puede encontrar el Barça en las próximas semanas, una vez superados los escollos del Calderón y San Mamés.

La acción de David Villa puede ser sancionada con entre uno y tres partidos, según el código disciplinario de la RFEF, de acuerdo con lo que el árbitro balear Mateu Lahoz escribió en el acta arbitral. Lahoz expulsó a Villa, según el acta, por “propinar un manotazo en la cara a un contrario sin estar el balón en disputa entre ellos”.

De acuerdo con esta redacción, el comité debería aplicar, en principio, el artículo 123, referente a la violencia en el juego pero sin que se produzcan consecuencias, dentro del capítulo de las infracciones leves. El reglamento contempla una sanción de entre uno y tres partidos.

En algunos medios de comunicación de la capital han comenzado a emplearse el término 'agresión', que obligaría a sancionar la acción de Villa según el capítulo de las infracciones graves y le caería un mínimo de cuatro partidos. Aunque el Comité de Competición actúe correctamente y juzgue la acción como una infracción leve, siempre puede sancionar con más de un partido y eso es lo que se busca con la campaña de algunos medios contra David Villa. El FC Barcelona estaba estudiando presentar alegaciones para suavizar la sanción, aunque a última hora de ayer no se había tomado ninguna decisión.

Iniesta, OK

En cuanto a Andrés Iniesta, protagonista de la otra expulsión del partido ylos constantes abucheos posteriores por parte del público, acogió la situación con el lógico disgusto pero con normalidad, según fuentes del vestuario. Acostumbrado a los reconocimientos en casi todos los campos de la Liga, el cambio apenas le afectó. No se sintió intimidado en ningún momento y salió de San Mamés tan feliz como el que más y sin dar importancia al trato del que fue objeto por parte del público

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