"No podemos vivir de las Seis Copas"

No fue una bronca porque los jugadores son los primeros en querer corregirse

Pep Guardiola envió ayer un mensaje corto y conciso a sus jugadores

Sin acritud pero con el gesto serio, Pep Guardiola dirigió ayer a sus hombres un mensaje corto y directo. La inesperada derrota contra el Hércules ha sido definida por todo el vestuario como un mero accidente, pero tampoco es cuestión de minimizarla hasta el punto de no detenerse en sus motivos. Ayer por la mañana, jornada de reflexión y entrenamiento, el técnico azulgrana quiso que sus hombres retuvieran una idea: el éxito obtenido en el pasado no les ayudará a ganar en el presente.

“El partido contra el Hércules tenemos que olvidarlo enseguida porque el martes tenemos un partido importante contra el Panathinaikos”, dijo durante su breve discurso. Pero añadió, en una de esas frases que invitan a la introspección colectiva del grupo: “Tenemos que olvidar el pasado porque no podemos vivir de las seis Copas”.

Al margen de que nunca ha sido su estilo, Pep Guardiola sabe que su vestuario no necesita ninguna bronca para reccionar. De hecho, durante el entrenamiento matinal de ayer se vio a muchos jugadores con caras largas, contrariados todavía por perder, un mal hábito al que este Barça no está precisamente acostumbrado. Así que el entrenador de Santpedor, sabedor de que su vestuario no digiere bien las derrotas, apeló a su conciencia para que cada uno analice si la sobredosis de triunfos de la que vienen puede haberles llevado inconscientemente a subir el pie del acelerador.

Sin excusas

Ya en la rueda de prensa posterior al partido contra el Hércules Pep Guardiola evitó escudarse en la serie de excusas que los periodistas le sirvieron en bandeja para justificar el tropiezo. Ni el mal estado del césped, ni el virus FIFA, ni una pretemporada desordenada... Guardiola es consciente de que caer en el Camp Nou ante el Hércules no puede ser explicado en base a coartadas, aunque muchas de ellas tengan una base razonable de verdad.

Guardiola quiso ayer hurgar en el orgullo de sus futbolistas. Sin aspereza pero con rotundidad. Seguro que captan el mensaje y el Panathinaikos, que pasaba por aquí, acaba recibiendo

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