El baile de disfraces

El baile de disfraces
Ricard Torquemada Periodista

Guardiola sabe que el éxito de una idea futbolística reside en evolucionarla constantemente para darle matices nuevos. La temporada pasada convirtió el habitual plan B en el original, potenciando los múltiples recursos de Messi por el centro del ataque y su proximidad al gol. Como delantero centro o como media punta, el argentino era más peligroso cuantas menos personas encontrase entre él y el portero, tanto rivales como compañeros. Ibrahimovic, acostumbrado a que él condicionase el estilo colectivo, no digirió nunca tener que someter su mejor versión en beneficio de un tercero. Sus características físicas le impiden jugar desde una banda, pero su orgullo malentendido le impedía arrastrar centrales altruistamente con sus desmarques para limpiar el terreno a Messi. La llegada de Villa abre nuevas perspectivas para alimentar la relación con el argentino, conceder opciones tácticas a Guardiola y disponer de un receptor ideal para los dulces pases de Xavi e Iniesta al espacio. Aunque la lógica más vulgar apuntaría a que Villa será el delantero centro, es posible que le veamos mucho más como extremo izquierdo de posición de salida. La sofisticación táctica blaugrana ha hecho que en la delantera nada sea lo que parece, ni nada parezca lo que es. Si Messi es un 'falso nueve', Villa es un 'falso once' e incluso Iniesta puede ser un 'falso siete'. Todo es una cuestión de ocupación de espacios en el momento adecuado, no por inercia. La posición de extremo izquierdo para Villa es un trampolín hacia el gol. El Guaje empieza en esa zona para acabar las jugadas en el centro y de cara, como a él le gusta. Con balón, para explotar su chut desinhibido en la diagonal, salpicado de ese atrevimiento para encarar al lateral buscando profundidad. Y sin balón, su principal tesoro en la mezcla con el universo Barça, para llegar al área con desmarques puntuales en diagonal a la espalda de los centrales, distraídos por Messi. Cuando el argentino recibe entre líneas, los dos marcadores deben decidir si alguno le sigue o si se quedan. En el primer caso, generan un espacio delicioso para que Villa lo invada camino de la portería mientras espera el pase interior. En el segundo, invitan a que Messi gire y les encare para desbordarlos con el dribling o para escoger un socio en el desequilibrio. Si además, Pedro abre la otra banda reforzando su personalidad, la zona central aún queda más despejada y con menos ayudas. Guardiola les ha escogido un disfraz para esconder su patrimonio, pero en cualquier momento pueden volver al orden natural con el asturiano por delante del argentino y dos bandas abiertas. Camuflados o no, exhibirán la química que les une en su relación futbolística

Espectáculo formativo

El Barça B ha empezado la Liga provocando sonrisas de complicidad y rostros de admiración con su buen fútbol. Mientras los jóvenes completan su última fase formativa, se han convertido en una garantía gratificante para el fin de semana. Calidad, descaro, convicción en la defensa de un estilo y generosidad futbolística, acompañada, eso sí, de cierta ternura vestida de inexperiencia convierten al filial en un regalo para el espectáculo más allá del resultado. Todo ello liderado por un técnico exigente con la propuesta y atrevido en la corrección, como demostró contra el Xerez, empujando al equipo con el cambio de Romeu por Saúl para convertir el empate en victoria. Un equipo que juega como el Barça y que compite como Luis Enrique.

Wembley desde el banquillo

El martes arranca la fase de grupos de la Champions que desembocará en Wembley. Si la miramos desde el banquillo, los alicientes son máximos. Mourinho, Guardiola, Benítez, Ancelotti, Ferguson y Van Gaal buscarán repetir la gloria, que unos antes y otros después, ya han saboreado. Otro grupo aparece con la joven ambición de dar el salto de calidad en el máximo escaparate: Domingos, Jorge Jesús, Unai Emery, Allegri y Deschamps. Wenger intentará desprenderse de la etiqueta perdedora; Redknapp, Martin Jol y Jean Fernández intentarán saborear aquello que no pueden casi nunca; Lucescu, Magath, Schaaf, Puel y Ranieri disfrutarán su condición de habituales. Aunque esta mirada no olvida que los protagonistas principales son los futbolistas.

Las primeras víctimas

Tomen nota: Balotelli, Kuyt, Mertesacker, Van Persie, Defoe y Walcott. Lesionados en los primeros pasos de la temporada, podrían desaparecer de la competición durante el mes de septiembre. Excepto el italiano, que cayó en la previa de la Europa League, todos son víctimas de la primera jornada de selecciones. Será un año duro físicamente para los jugadores que disputaron el Mundial y esta lista parece el primer aviso. Sin contar a Kaká, Robben, Lampard, Buffon o el renqueante Torres, con problemas heredados del final de la pasada temporada.

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