El cáncer se lleva a Laurent Fignon

El campeón francés murió ayer tras un año de lucha contra la enfermedad

Laurent Fignon murió ayer a los 50 años con las botas puestas, incapaz de vencer al cáncer que se le manifestó primero en las vías digestivas y después en las cuerdas vocales. Su voz quebrada inundaba cada tarde la sala de prensa del Tour y ponía el comentario, siempre sagaz, atinado y muchas veces divertido, a las imágenes que ofrece la cadena France 2.

Especialmente emotiva fue su intervención del 25 de julio, etapa final, en la que Fignon se despidió de los espectadores y agradeció a la cadena pública francesa que le hubiese permitido seguir haciendo su trabajo pese a la enfermedad, que le obligó a ausentarse por dos veces de la carrera para someterse a sesiones de radioterapia y tratar de vencer al tumor que le presionaba una de las cuerdas vocales. Trabajar en el último Tour fue una terapia para el campeón francés, de difícil trato en su etapa de ciclista pero que siempre dijo lo que pensaba y en la carretera se distinguió por su espíritu ofensivo.

Fignon ganó dos Tours (1983, en su primera participación, y 1984) y vistió durante 22 días el maillot amarillo. Perdió el de 1989 por sólo 8” ante Greg LeMond en la contrarreloj entre Versalles y París, última etapa de la prueba. También ganó un Giro (1989) tras acabar segundo en el 84, una edición en la que se hizo lo imposible para que la ganase Francesco Moser, como así fue. Además, ganó un Criterium Internacional a las pocas semanas de debutar como profesional (1982) y repitió en 1990, en las postrimerías de su carrera, una Flecha Valona (86), dos Milán-San Remo (88 y 89) y un Campeonato de Francia (84).

Durante casi toda su trayectoria profesional estuvo dirigido por Cyrille Guimard, otro carácter fuerte con el que se adelantó a su tiempo creando 'Maxi Sports', empresa gestora de equipos ciclistas. En 1993 colgó la bicicleta y de inmediato entró a ejercer de comentarista de ciclismo en France 2. En 1999 se hizo cargo de una París-Niza agonizante y su intervencióndio aire a la carrera, pero los problemas económicos de la misma le obligaron a ceder los derechos a ASO, organizadora del Tour, tres años más tarde, en lo que fue el inicio de la concentración de las grandes pruebas en manos de los dos grandes grupos que dominan el panorama: ASO y RCS, editora de 'La Gazzetta dello Sport' y dueña del Giro y la mayoría de pruebas italianas.

Jóvenes e inconscientes

En junio del año pasado hizo público que padecía cáncer. En otoño de ese año publicó 'Éramos jóvenes e inconscientes', su biografía, en la que relata su experiencia con el dopaje –“no me avergüenzo de haberme dopado; formaba parte de mi trabajo y en el ciclismo siempre ha existido la trampa. Pero lo que usábamos en aquella época es un chiste comparado con las prácticas actuales”– y habla del cáncer diciendo que “es una putada. Mortal. Que da miedo a uno mismo y a los demás. Pero no es una enfermedad vergonzosa”.

Su derrota en el Tour del 89 a manos de LeMond nunca la digirió y él mismo explicó en varias ocasiones que “el punto de declive de mi carrera se sitúa en la última etapa de esa carrera. Fue un día de tristeza insensata, un día de derrota monstruosa, inaceptable. El único día de mi existencia en el que unos pocos segundos se convirtieron en una eternidad”.

Afrontó la enfermedad con valentía, como cuando pedaleaba, y había manifestado que “no me apetece que se apiaden de mí. Pero si mi actitud puede ayudar a otros que están luchando contra lo mismo que yo, mejor. No tengo miedo a la muerte. Y si la cosa va rápida no habrá nada que reprochar; he tenido una buena vida”

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