Pónganse cómodos que nos vamos a divertir

Leo tardó dos minutos en imponer su ley, Andrés talló una obra de arte y David se estrenó a la primera

Zlatan Ibrahimovic ha preferido cambiar Milan por Barcelona y salvó centímetros, el equipo azulgrana no tiene muchos más motivos para lamentarse. Nada ha cambiado en el aspecto del vigente campeón de Liga. Mismo estilo, igual frenesí goleador. Se ha ido el sueco pero ha llegado Villa, que si le juntas con Iniesta y Messi pueden transformar un partido en un desmadre. Pep puede cambiar las piezas, renovarlas incluso, pero su poder ofensivo impresiona allí por donde pasa. El Racing tragó saliva al enterarse de la alineación de un tridente que dará muchos titulares y se asustó con razón.

Esa teoría mesetaria de que a Messi le acabaría afectando su sequía en el Mundial de Sudáfrica estalló en apenas dos minutos. Fue el tiempo que tardó el mejor jugador del mundo, el pichichi de la pasada Liga con 34 goles, en recordar que un goleador puede caer en un socavón pero no perder su instinto asesino. Y un genio como el argentino nunca está en crisis. Finiquitó la campaña 2009-10 encadenando goles en las últimas cuatro jornadas (Villarreal, Tenerife, Sevilla y Valladolid) y ha descorchado la 2010-2011 inaugurando el marcador. Claro que El Sardinero es su estadio talismán. Aquí consiguió hace dos años el gol 5.000 de la historia del Barça, el campo foráneo donde más tantos ha logrado (5) en su carrera. Sí, al Racing se le atraganta un Balon de Oro que le ha endosado un total de siete goles en ocho encuentros. Para su consuelo, otros muchos clubs han sufrido su incontinencia goleadora. Para algo es el tercer máximo realizador en la historia del club con 131 tantos, superando a sus 23 años a Rivaldo y a Stoichkov.

A Iniesta también se le da bien el Racing. La temporada pasada, sólo marcó un gol en 42 partidos oficiales y fue precisamente ante el equipo de Miguel Ángel Portugal, en el Camp Nou y para mantenerse en el liderato. Ovacionado una vez más lejos de casa, el de Fuentelabilla se reserva para las grandes ocasiones y esta primera jornada también lo era. Venía de marcar un gol que valía un título Mundial y la mejor forma de celebrarlo era enseñar su mejor versión a quienes deciden el dueño del Balón de Oro. Dio el pase del primer tanto y con una exquisitez infinita talló una obra de arte con el segundo, sin dejar botar el balón, con efecto. Una gozada.

Jugar en el Barça provoca estos placeres. Villa puede dar fe de ello, parace que lleve toda la vida en el club. Santander no era, hasta ayer, una de sus plazas preferidas. 13 partidos, un sólo tanto (05-6) que no sirvió para que el Valencia ganara, y un par de lesiones. Pues ficha por el Barça y marca. Nunca hasta ahora, ni con Zaragoza ni con el Valencia, había goleado en su estreno. La mejor forma también de festejar su gol 250 desde que hace diez años se estrenara como profesional. Su familia lo vio en directo y maldijo que le anularan otro. “Pónganse cómodos que nos vamos a divertir”, había avisado Pep y ayer el Barça volvió a pasárselo en grande

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...