Pep Guardiola encajó la noticia de la convocatoria de siete de sus mundialistas para el México-España con un monumental enfado. El técnico del Barça intuía que Vicente del Bosque iba a convocar a alguno de los ocho azulgranas que tuvo a sus órdenes en Sudáfrica, pero nunca imaginó que al final serían siete los elegidos.
El entrenador del Barça confiaba en que la Federación fuera sensible al hecho de que Valdés, Puyol, Piqué, Xavi, Busquets, Pedro y Villa todavía no han realizado ni un entrenamiento con el Barça al disfrutar de un merecido mes de vacaciones, pero ha comprobado que sólo ha existido sentido común en el caso de Iniesta, un jugador que acabó la Liga lesionado y que jugó el Mundial 'tocado'.
A Guardiola no le preocupa tanto el tema de la ida de la Supercopa española (quizás no hubiese utilizado a muchos internacionales en Sevilla) como el riesgo de posibles lesiones. Por más que intenta ponerse en la cabeza de Vicente del Bosque y de los representantes de la Federación, no puede entender que siete de sus jugadores se vayan a incorporar a la selección sin apenas tiempo para pasar las pruebas médicas en los servicios médicos del clubs como es obligatorio antes de cada pretemporada.
Él, que ya intentó evitar que Messi jugara en Corea del Sur por el mismo motivo, se encuentra ahora con un problema multiplicado por siete. Además, le indigna saber que sus jugadores van a perder una semana de trabajo físico en dobles sesiones ideal para la temporadaque está a punto de comenzar