Los cracks siempre tienen prisa por volver

Algunos se cuestionan la ética de las recuperaciones milagrosas, pero los grandes campeones las exigen

El retorno de Valentino Rossi puede parecer milagroso, pero no es el único piloto que, aun en inferioridad de condiciones físicas, decide volver a la pista cuanto antes pese a no poder sostenerse en pie si no es con ayuda de muletas e incluso precisando de la ayuda de sus mecánicos para mantenerse sobre la moto.

Las fracturas en las articulaciones o tendones o los problemas musculares pueden ser un problema, pero los ingenieros han sabido encontrar siempre soluciones, especialmente si la lesión es en los pies. Inolvidable resulta el caso de Mick Doohan accionando el freno trasero con una maneta en lugar de la habitual palanca en el pie o con la palanca de cambio montada en el lado contrario para poderla accionar.

Correr con una clavícula recién operada o infiltrado para soportar el dolor es algo tan normal en el mundo de las dos ruedas que ha dejado de sorprender, aunque algunos se preguntan si los milagrosos cuidados del Dr. Costa o las rápidas recuperaciones que logran algunos traumatólogos no pueden ser contraproducentes en el futuro o representar un factor de riego.

Doohan cayó gravemente en 1992 pero su ventaja era tal –había ganado las siete primeras carreras– que pese a estar fuera 4 Grandes Premios pudo volver y jugarse el título en la última carrera, a la que llegó con una pequeña ventaja sobre Rainey. Éste fue 3º, lo que le valió para superar en la general final del campeonato a Doohan, sólo sexto.

Doohan fue finalmente campeón del mundo un año después, en 1995, repitiendo en 196, 97 y 98. En 1999 debió poner fin a su carrera tras una dura caída en las calficaciones del GP de Australia.

La afición española recuerda, por reciente, el caso de Dani Pedrosa, que cayó tras ganar en la última carrera de 250cc de 2005, el año de su segundo título, y aún arrastraba secuelas cuando debutó en 500 cc. casi seis meses más tarde.

Ningún caso tan espectacular como el del malogrado Barry Sheene, el 'hombre metálico' por el enorme número de placas y tornillos que sujetaban sus maltrechos huesos, algunos de ellos secuelas de una caída en Daytona a más de 250 km/h. Y pese a ello continuó corriendo varias temporadas más antes de retirarse a vivir a Australia

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