El dolor de la derrota ha dejado en Portugal un héroe insospechado. El guardameta de la selección Eduardo, que realizó una exhibición soberbia ante España, ha ocupado el trono en el que se esperaba a Cristiano Ronaldo.
Afición y prensa de Portugal se han rendido a la fantástica actuación del portero del Sporting de Braga que fue batido por el español David Villa después de pasar 831 minutos sin encajar un gol en el combinado luso.
Eduardo dos Reis Carvalho (Mirandela, Portugal, 1982) se ha convertido en la nueva imagen de la selección. Sus lágrimas tras perder frente España han dado la vuelta al país, donde diarios, radios y televisiones le han encumbrado como un símbolo de coraje y esfuerzo ante las adversidades.
A pesar de no llegar a la veintena de internacionalidades, el portero reaccionó de forma sobresaliente y defendió hasta cinco remates peligrosos de los hombres de Vicente del Bosque, algunos de ellos inverosímiles.
"Hubo Eduardo y nada más", comentan muchos lisboetas cuando se les cuestiona sobre el encuentro de ayer. Calificativos como "soberbio", "fuera de serie" o "gran figura" han inundado las crónicas sobre el choque ibérico.
No obstante, Eduardo ha tenido que esperar para ver recompensada su esforzada carrera. Producto de la cantera del Braga, un club en alza en Portugal, aunque de pequeñas dimensiones, el cancerbero pasó por Beira Mar y Vitória de Setúbal hasta que en 2008 se afianzó en la portería de "los Guerreros del Miño".
Sus dos últimas temporadas -su equipo acabó cuarto y segundo en la Liga lusa- le abrieron las puertas de la selección, en la que debutó el 11 de febrero de 2009, en un amistoso frente a Finlandia.
Con una planta imponente -mide 1,87 metros y pesa 84 kilos-, el guardameta luso es poderoso bajo los palos gracias a su buena colocación y grandes reflejos, aunque su punto débil son las salidas por alto.
Sin embargo, su prestación en el Mundial ha sido inmaculada y no ha mostrado un ápice de debilidad ante Costa de Marfil, Corea del Norte, la pentacampeona Brasil y España. Su nombre ha empezado a sonar en los despachos de grandes clubes. El guardameta, no obstante, renovó el pasado enero con el Braga hasta 2013 y su cláusula se fijó en los cuatro millones de euros.