Henry renuncia a su última ficha a cambio de irse gratis

Así lo pactó con el Barça, que no pedirá nada al New York Red Bulls por su traspaso

Thierry Henry tendrá una salida elegante del Barça. El delantero francés acordó amistosamente con el club azulgrana que renunciaba a cobrar el último año de su contrato, el próximo, a cambio de obtener la carta de libertad para, acto seguido, firmar con el New York Red Bulls. El pacto no es poca cosa para el Barça, por cuanto en el contrato que firmó en su día Henry iba a percibir la ficha más elevada en su última temporada, la 2010-2011, con una cantidad que ronda los 12 millones de euros. Es lo que se va ahorrar el club azulgrana a cambio de no pedir ni un euro al equipo estadounidense en concepto de traspaso.

Dado que Henry ha cumplido tres de las cuatro temporadas por las que firmó en 2007, cuando llegó procedente del Arsenal traspasado por 24 millones de euros, contablemente se puede considerar un fichaje amortizado. Su herencia deportiva admite el debate, porque en un lado de la balanza está un primer año discreto y un tercero pésimo, y en el otro una sensacional segunda campaña. Finalmente, su intrascendente aportación durante la pasada temporada ha abierto los ojos tanto al club como al jugador. A dos meses de cumplir 33 años, Henry apurará su carrera disfrutando de un tranquilo retiro en la Liga 'yankee', en la que también brilla David Beckham. Henry conserva buena parte de su gancho mediático en Estados Unidos y ello le permitirá continuar explotando los beneficios publicitarios que ello conlleva.

Mientras, el internacional francés vive estas horas más pendiente del fracaso mundialista con su selección que de su propio futuro, para lo que ya tendrá tiempo de ocuparse. La imagen de Henry cabizbajo tras caer eliminado en Sudáfrica fue portada ayer del prestigioso 'L'Equipe' junto a la del presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, bajo el impactante titular de 'Cuestión de Estado'. La prematura eliminación de la selección 'bleu', pero sobre todo la lamentable imagen disciplinaria ofrecida al mundo por sus integrantes, llevó a Henry, al tratarse de su jugador más simbólico, a tener un 'téte a téte' con la máxima autoridad del país.

En su cuarto Mundial y tras 123 partidos como 'bleu', Henry no fue protagonista de ninguno de los numerosos y, sobre todo, bochornosos incidentes acaecidos en el seno de la selección gala, pero asumió la responsabilidad de aguantar el chaparrón. Tras aterrizar en el aeropuerto de Le Bourget, un coche oficial recogió al todavía jugador del Barça para dirigirse al Palacio del Elíseo, donde le esperaba el presidente de la República

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