Del chándal a la corbata sin pausa

David Barrufet, que cumple hoy 40 años, empezará el lunes su nuevo trabajo como abogado

En el avión de regreso a Barcelona, viendo a sus hijos cómo dormían encima suyo, David Barrufet tuvo por fin un momento para pensar y recapacitar a solas. Con esa entrañable y feliz imagen en su cabeza, el portero tomó ya conciencia plena de su condición de exjugador de balonmano a pesar de que hacía apenas cinco horas que había bajado el telón a su obra maestra, resumida en 71 títulos con el Barça, siete medallas con la selección española y una calidad humana admirada por todos.

“No me veo jugando con 40 años y no quiero hacerme pesado”, dijo cuando anunció en febrero su retirada a final de temporada. 'Barru' cumplió con su palabra. Hoy cumple 40 años, sólo cinco días después de disputar su último partido, la final de la Champions League en Colonia (Alemania) jugada y perdida ante el Kiel en los últimos minutos (36-34).

“Al final fallamos muchos tiros y, cuando no rematas un partido, eso te puede pasar, pero tenemos que tener la cabeza muy alta. Hay un equipo de una gran calidad humana, técnica y táctica y estoy seguro de que lo que se perdió el domingo les servirá para ganar otras finales. Este equipo está mejorando cada día y espero que volverá a ganar pronto una nueva Champions”, asegura David, campeón de las siete Copas de Europa que decoran las vitrinas del Barça.

Tras 22 temporadas en el Barça, el lunes se incorporará a su nuevo trabajo en el departamento jurídico del club. ¿Y no le apetece un cambio de aires? “Sí que cambiaré de aires: pasaré de la pista al despacho”, bromea él. “Si eres culé, estar toda tu vida en el Barça es un sueño. Poder hacer ahora otra cosa que me gusta como el Derecho, relacionado con el deporte y vinculado al club, es un placer”.

'Barru' desarrollará su otra gran pasión, la abogacía, tras licenciarse en Derecho robando horas de aquí y allí mientras iba engordando su palmarés deportivo. “Ya hace años que ejercería si no hubiese jugado a balonmano. Ya en el colegio decía alos profesores que quería ser abogado. Me gustaba leer los libros de Derecho y lo tenía claro. Quería acabar la carrera y, aunque tardé casi diez años, lo hice con constancia, estudiando en los viajes, en los descansos. Lo que pasaba es que no iba porque no podía, pero suspendí pocos exámenes. Tenía claro que mi vida no se acababa con el balonmano”.

Él pasará del chándal a la corbata sin pausa, en una semana, un contraste con la fatigosa y a veces eterna travesía que cruzan otros profesionales al verse fuera de las portadas. David está perplejo ante la insuficiente conciencia de muchos deportistas de elite para preparar su futuro una vez retirados.

“Es un error, y más en deportes minoritarios como el nuestro. Has de tener algo más, no es como el fútbol o el basket, que después aún pueden vivir de rentas. Nosotros no. Tenemos que trabajar porque el dinero que ganas te sirve para vivir bien mientras estás jugando, pero después se te acaba ya. Y no sólo eso. Para mí es importante la formación personal. Mis padres me enseñaron que primero eran los estudios y después lo otro. Después cambié el rol, pero tenía claro que terminaría la carrera”, asegura David, que ve similitudes entre ambas profesiones. “Como deportista y como abogado lo que quieres es ganar. En la portería y en el despacho estás solo, pero antes tenía delante a mis compañeros y ahora un montón de papeles. Estoy también estudiando un 'master' para llegar mejor preparado”, concluye Barrufet, que seguirá haciendo ejercicio con regularidad. "Si no, me saldrá barriga”

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