Mourinho es el mismo de hace dos años

Mourinho es el mismo de hace dos años
Miguel Rico Adjunto al director

Aunque parezca que hace una eternidad, sólo han pasado diez días desde que el Barça ganó la Liga pero da la sensación de que el barcelonismo no ha sabido celebrar el grandioso título de los 99 puntos. Una vez más, se ha caído en la trampa del Madrid y el fichaje de Mourinho, como el año pasado las incorporaciones galácticas de Cristiano, Benzema, Alonso y compañía, se ha adueñado del protagonismo mediático para camuflar su fracaso rotundo y para tratar de intimidar al campeón.

Visto lo visto durante tantos años, se diría que la familia blaugrana -que es capaz de eternizar sus derrotas- no sabe disfrutar de tan extraordinarias victorias como la que acaba de conseguir y, en tiempos que deberían ser de celebración, parece vivir más pendiente de lo que puede hacer el Real Madrid -que lleva años sin hacer nada- que de lo que puede seguir haciendo el Barcelona. Algo que es difícil de entender y mucho más difícil de explicar.

Pero es lo que hay. Así es este negocio. Desconcertante. Veamos otro ejemplo. Hace dos años, únicamente dos años, en Barcelona se vivía una situación muy similar a la del Madrid. Dos años sin ganar nada, Rijkaard ocupando el pellejo en el que hoy agoniza Pellegrini, y la urgente necesidad de encontrar un entrenador que acabase con el indecente relajo del vestuario llamado autocomplacencia. La solución, por lo que entonces contaban los medios, tenía un nombre: José Mourinho.

Mourinho, tan buen entrenador y tan grosero entonces como ahora, encabezaba, sin embargo, todas las encuestas. La afición, animada por muchos de los que hoy le descuartizan como si jamás hubieran visto nada bueno en él, se decantaba de forma absoluta por la mano dura de Mourinho.

Las encuestas, para ser exactos, fijaban la preferencia en un 75%... y quien le seguía en el ranking de favoritos no era Guardiola. Un 15%, agradeciéndole los servicios prestados, reclamaba una nueva oportunidad para Rijkaard y sólo un 10%se decantaba por Pep.

En milagrosa inspiración, Joan Laporta acabó decidiéndose por Guardiola y hoy, siete títulos después, es facilísimo ser /parecer 'Guardiolista' de toda la vida, y, al mismo tiempo, declararse anti 'Mourinhista' convencido. Pero las hemerotecas, implacable testigo del pasado para tortura de todos los que escribimos para ser leídos, no sólo pueden dejar en evidencia al más pintado, sino que aconsejarían mayor prudencia y más respeto en los juicios sobre el portugués.

Mourinho no ha cambiado. No es distinto al de hace dos años. Tiene el mismo carácter y el mismo estilo futbolístico. Lo único que ha cambiado es que ha mejorado su currículum... y que de rival ha pasado a enemigo.

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