El Fraikin Granollers afronta esta noche (21.00 h/C-33) en casa la vuelta de la final de la Recopa de Europa ante el Gummersbach alemán con la necesidad de apelar a la épica para remontar los nueve goles de desventaja de la ida (34-25). ¿Misión imposible? No, contesta Salva Puig. Sabemos que nueve goles son muchos, pero tenemos que salir muy fuertes desde el primer minuto. Estamos todos bien y más en una final, que nadie se la quiere perder. La gente está animada y el equipo necesita notar el apoyo del público desde el calentamiento para que nos ayude a la remontada, dice el jugador catalán, que desvela el principal mensaje del técnico, Lorenzo Rueda.
En la ida nos crearon muchos problemas al contragolpe. Lorenzo nos ha dicho sobre todo que tenemos que correr muy rápido para atrás y no perder pelotas en ataque, añade Puig. Efectivamente, los fallos propios condenaron a los vallesanos, que además sólo marcaron un penalti de seis lanzados. El Granollers ganó su única Recopa en 1976. Dos Copas EHF (1995, 1996) son sus otros títulos europeos. El histórico Gummersbach, vigente campeón de la EHF, ganó décadas atrás cinco Copas de Europa, la última en 1983, y dos Recopas (1978, 1979).
En Gummersbach no nos salió como esperábamos y muchos deben pensar que ya hemos acabado la final, escribe en la web el presidente del club, José Luis Caña. Entonces todo parecía perdido, pero la final no ha acabado. Nuestro equipo puede hacerlo mucho mejor y los aficionados saben que tenemos que llenar el pabellón, animar y entregarnos. Todos recordamos grandes victorias y derrotas dolorosas. Esto es lo que nos hace grandes y fuertes, éstos son algunos de nuestros valores. ¡Demostremos todos quiénes somos y que estamos ahí!, exclama Caña, orgulloso de la respuesta del equipo pese a que el club, económicamente, no ha podido cumplir en los últimos cuatro meses al 100% con todos los jugadores del primer equipo