"Me he sentido invisible para Caparrós"

Iñaki Muñoz mira el futuro con optimismo

Borrón y cuenta nueva. Iñaki Muñoz (Iruñea, 2-7-1978) mira al futuro con optimismo. Con ilusión. Con la chispa que se le había ido apagando a lo largo de sus tres años en Bilbao. No es el momento de torturarse con los malos recuerdos, sino de empezar a estudiar las alternativas que le vayan surgiendo para el tramo final de su carrera. Pero a la hora de hacer balance de su etapa como rojiblanco resulta inevitable que resurjan la “amargura” y la “frustración” que han presidido estas tres temporadas en el plano personal. “Ha habido días en los que me he sentido invisible para Caparrós”, confiesa para Mundo Deportivo.

¿Cómo fue su último partido oficial con la camiseta del Athletic?

Bien. La idea que tenía yo era la de poder despedirme en el campo contra el Depor y estoy contento. Quise agradecer a la afición todo el cariño que me había dado en estos años y qué mejor manera de despedirse que como fue ese partido en San Mamés.

¿Qué sensaciones le recorrieron el cuerpo en el momento de saltar al césped de La Catedral?

Hombre, más que cuando salté al campo, las sensaciones me vinieron cuando ya se acabó el partido y la gente nos dio ese homenaje tanto a mí, que ya no voy a seguir aquí, como a Armando y a Etxebe, que ya dejan el club y el fútbol. Ahí sí que se me pasaron por la cabeza todas las sensaciones que he podido tener a lo largo de estos tres años, que para mí desgracia no han sido las mejores. Me llevo un sabor amargo, pero el choque ante el Depor me endulzó un poco esa sensación.

Habrá quien no vea tan duro el ostracismo de un jugador de elite. ¿Cómo se siente un futbolista cuando no cuenta en absoluto para el entrenador en toda la temporada?

Yo lo que quiero es jugar, sentirme partícipe, ser útil y de alguna forma dar un rendimiento. Por unas circunstancias o por otras, en mi estancia aquí no he tenido la fortuna de poder hacerlo y sí que se pasa mal, porque a ti loque te gusta es jugar al fútbol y cuando no te dejan lo pasas mal, intentas hacer todo lo posible para que eso cambie, no lo consigues y de alguna forma sientes frustración, lástima y pena por no haber tenido esa oportunidad de no haber podido demostrar que tú también tienes unas cualidades que el equipo podía haber aprovechado.

¿Con qué ánimo va uno a entrenarse cada día a Lezama sabiendo que haga lo que haga no va a estar en la próxima convocatoria?

Yo nunca he ido con esa idea. Hay que tener confianza en uno mismo y yo desde un primer momento he tenido claro que era uno más, que podía jugar, pero esas cosas no se han dado y no he tenido las opciones que han podido tener otros compañeros. Siempre he dicho que el día que no me sienta capacitado para jugar y para dar un rendimiento llegará el momento de dejarlo. Pero el fútbol es muy cambiante, ocurren circunstancias que te pueden venir bien o mal y por eso tienes que seguir con la constancia y el trabajo para que tanto cuando vayan las cosas bien no se te suba mucho el éxito a la cabeza ni cuando vaya todo mal estés en el mayor de los fracasos.

El problema en este caso no ha sido de autoconfianza en sus posibilidades, sino por parte del entrenador. ¿Se ha llegado a sentir invisible para Caparrós?

(Respira hondo) Hombre, ha habido días que sí, que sí, porque cuando se dan ciertos condicionantes y ves que incluso ha subido a gente del filial que ha estado por delante de mí... Hay días que sí que lo piensas, pero tienes que estar un poco al margen de todo eso, centrarte en lo tuyo y nada más. Tienes que ser un profesional. Creo que en estos tres años la gente no me ha visto jugar, muchas personas me dicen que ha sido una pena no haberme visto.

¿Qué recuerdo espera que la afición conserve de Iñaki Muñoz?

Pero la cuestión es que yo lo único que quiero es que la gente se lleve de mí la imagen de un profesional, que ha trabajado al máximo, que no ha tenido la opción de jugar y que no se lleve una mala imagen ni mucho menos. Creo que puedo tener la conciencia muy tranquila de haber trabajado, de haber hecho el máximo y de llevar un poco la espinita clavada de no haber tenido esa opción de demostrar un poco más

“Los peores momentos me los quedo para mí”

A lo largo de estos tres años, Iñaki Muñoz ha acumulado un montón de experiencias. La mayoría, negativas. Y como consecuencia de ello ha vivido momentos muy duros, en los que brotaba la amargura a partir de pequeños detalles que no se cuidaban lo suficiente. “Hay días que te levantas de la cama y dices 'otra vez tengo que ir a entrenar', pero no te puedo decir un momento así que lo hubiese pasado muy mal, muy mal. Esos son momentos que me los quedo un poco para mí, son más íntimos, que igual en ese momento lo he pasado mal, pero al día siguiente te levantas con otra mentalidad y tienes que seguir para delante. Como todo en la vida”, expresa.

Uno de los episodios más difíciles surgió con su larga lesión y las complicaciones de la misma. “La verdad que este último año no he tenido nada de suerte. Cuando tuve la complicación de la lesión, más que con la primera operación, sí dije '¡qué más me puede pasar!'. Era el colmo de la mala suerte”, lamenta. Aunque, fiel a su visión positiva de la vida, añade que “en el mundo del fútbol no te puedes quedar en el pasado, porque los días pasan y la carrera de un futbolista es tan corta que se te pasa volando y tienes que aprovechar”. “Yo ahora mismo en lo que pienso es en el presente y en el futuro próximo, que por desgracia para mí es fuera del Athletic. Pero se me abren nuevos horizontes, nuevas ambiciones y ojalá que me pueda resarcir un poco de toda esta mala suerte que tenido en los últimos tiempos”, concluye

Los entrenamientos del domingo, la vía de escape

No tiene que ser fácil ir a entrenar a Lezama los fines de semana cuando el resto del equipo se prepara para afrontar un partido, pero Muñoz trató de exprimir también esos momentos para sacar algo bueno. “Son días raros, te sientes un poco desubicado. Todo el mundo está compitiendo, van de viaje, están en las concentraciones... Tú vas a entrenar porque es tu obligación e intentas desconectar haciendo el deporte que siempre te ha gustado y olvidarte del mal momento que estás pasando, desahogarte de la mejor manera posible. Son días que te vienen bien para limpiarte la cabeza de las cosas malas y, a partir de ahí, seguir peleando por ti mismo para que el entrenador pueda contar contigo cuando él quiera”, detalla

Se queda con la final de Copa y su despedida

No todo ha sido negativo en la etapa del navarro como rojiblanco. Ni mucho menos. Ha tenido la oportunidad de vivir una final de Copa 25 años después de la anterior. “El recuerdo más bonito, junto con la despedida ante el Depor, es el de la final de Copa de Valencia. Aunque yo tampoco fui muy partícipe en la competición, creo que son días que no vas a olvidar nunca, por las sensaciones que puedes vivir y por todo lo que supuso para la ciudad, para el club y para todos el hecho de llegar a una final de Copa después de tanto tiempo. Es algo que recordaré cuando sea mayor”, explica

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