No dudo que el origen de esta gran cagada era la buena intención. Y pedir perdón era lo lógico, pero también lo mínimo. Estoy segura que Manolo Lama no pretendía reírse del indigente. Pero me asombra la falta de reflexión del periodista ante una conexión en directo. Los de plató sabían que Manolo quería poner una guinda final a la crónica. Y me preocupa que un periodista tenga la frialdad de ponerse de pie al lado de un indigente sabiendo que al final animará a la gente a darle dinero. ¿Eso es solidaridad o populismo barato? ¿En qué criterio periodístico se basó para considerar que una acción de ese tipo era apropiada para una conexión en un informativo de deportes? ¿Es la voluntad de ser original y buena persona lo único que justificó esa decisión? Pues es evidente que este criterio no es, ni mucho menos, válido. Al ver las imágenes me asaltaron muchas preguntas: ¿Le habrá pedido permiso Manolo Lama a ese señor para hacer ese circo? Lo dudo. ¿Usó las palabras y el tono correcto para llevar a cabo un gesto de ese tipo? No. Recordemos que escuchamos frases del tipo: Vamos a ir echándole pasta al amigo, ¡Que este hombre sea feliz, joder! y ¡Por lo menos el hombre va a tener para ver el partido tranquilito y caliente!. Sí, Manolo. Seguro que a ese señor la final de la Europa League le interesa muchísimo, vamos
Deportes Cuatro ha sabido crear una nueva forma de explicar el deporte que funciona y crea adeptos, pero hay que demostrar que ese criterio está bajo control: que no es fruto de la casualidad ni del simple desparpajo. La profesionalidad y el criterio, también en el tono distendido y amable, deben ser la base. Y estos patinazos no ayudan al formato. Lo sucedido no sólo sabe mal por la dignidad del indigente, sino porque una vez más la torpeza de Lama demuestra que su estilo tiene grietas. Cuando el campechanismo y el 'buenrollismo' consiguen comerse al periodista y se pierde el criterio, mal vamos