Ganadores y perdedores de aquella final de 1999 en el Camp Nou la han recordado estos días intensamente. Fue el momento más dramático de mi carrera. Estoy en el fútbol desde hace 50 ó 55 años y nunca vi un partido igual, dice el técnico del Manchester United, Sir Alex Ferguson, quien sentencia: Nunca nadie volverá a ganar así una Copa de Europa. Fue el destino. Cada equipo que venza por 1-0 ó 0-1 y queden tres minutos pensará sin duda en nosotros. Y otra gran frase la da el ya retirado portero del Bayern Oliver Kahn: Fue la madre de todas las derrotas. Gracias a ella, he sabido afrontar todas las decepciones de mi vida con una sonrisa.
El también retirado meta Schmeichel, capitán del ManU ese día, evoca: Pese al 0-1, sentía que podíamos marcar y fue increíble cuando lo logramos; pensé que debía calmarme y en eso estaba cuando llegó el 2-1; levantar el trofeo, lo último que hice para el ManU, fue simbólico, yo quería que lo hiciera Ferguson, él nos había llevado hasta allí; no pude tener un final mejor para mi carrera.
Sólo dos de los que jugaron aquella final siguen en el ManU: Gary Neville y Ryan Giggs. Wes Brown estaba en el banquillo y Paul Scholes, sancionado. En el plantel del Bayern no queda ningún protagonista de aquel día