Los 'olés' atléticos silenciaron el Alvalade

Azuzados por el Kun, los 3.000 colchoneros se dejaron oír en la caldera sportinguista

Cuentan los habituales del José Alvalade, que jamás habían oído a un directivo suyo, en este caso el 'team manager', Miguel Salema, azuzarlos contra un rival. “A Simão debemos crearle un ambiente extremadamente hostil”, reclamaba. Unas declaraciones que provocaron un despliegue de tres páginas en un diario local para alimentar el morbo y que derivaron en la entrega total en contra de él de los cerca de 38.000 aficionados locales. Desde que pronunciaron su nombre en los videomarcadores cuando recitaron la alineación, hasta que abandonó el césped en el minuto 67, silbidos a incontables decibelios.

La presión ambiental sobre Simão sólo fue una mera anécdota de la batalla, en sentido figurado (por más que radicales de uno y otro bando se empeñaran en hacerlo literal de manera vergonzosa) que se vivió en las gradas. Y es que el Atleti tampoco estuvo solo.

Desde mediodía de ayer, en cualquier rincón céntrico de Lisboa se escuchaban los cánticos colchoneros. El sonido ambiental propio de cada tarde en el Calderón, aderezado con algún recuerdo hacia el Sevilla, próximo rival en la más cercana y presente final de Copa, añadieron más ruido a la rutina diaria de Lisboa. 3.000 hinchas, en lo que ha supuesto el mayor éxodo atlético de la presente temporada, dieron colorido a una ciudad marcadamente desequilibrada respecto a las preferencias por uno y otro de sus grandes equipos. Los aficionados del Benfica doblan en presencia a los del Sporting, situación que derivó en más de un hermanamiento dentro de la ciudad.

Hacía tiempo que el José Alvalade, curioso por el múltiple colorido de sus asientos y porque cada uno tiene escrito el nombre del abonado que lo ocupa, no recogía un ambiente (41.919 espectadores) como el de ayer. Para empezar la batalla entre aficiones, unos cánticos colchoneros atentando contra el ídolo local, el madridista Cristiano Ronaldo. Respuesta: un gran tifo que hacía ilusión a la batalla de Aljubarrota. Un conflicto histórico que protagonizaron las tropas de Juan I de Castilla y Juan I de Portugal y que cayó de lado del segundo el 14 de agosto de 1385.

Enseguida, el Kun se encargó de apagar la euforia local con sendos golazos que justificaron su fama de crack. En el segundo abatió completamente a los lisboetas, que dejaron de ondear sus banderas y alentar a su equipo para asistir a un recital de pases del adversario convenientemente coreados con los olés de turno. Sólo se escuchaba a los atléticos en una clarísima victoria ambiental que contrarrestó el gol de Polga minutos antes del descanso. Ese tanto y alguna jugada de Carlos Saleiro, primer niño probeta portugués, espolearon a una grada que se acabó quedando con las ganas y que abandonó el estadio escuchando como retumbaba el himno del Atleti en su propio estadio

Altercados en los aledaños del estadio luso

El lanzamiento de piedras de aficionados lisboetas a autocares de hinchas atléticos a su llegada al José Alvalade a media tarde desencadenaron en una serie de enfrentamientos entre aficiones de ambos clubs que obligaron a las autoridades a reforzar las medidas de seguridad de cara al encuentro. Centenares de antidisturbios, equipados muchos de ellos con perros, trataron de evitar los incidentes en las horas previas al choque. Aún así, hinchas de uno y otro conjunto protagonizaron algun altercado antes del choque

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