Jorge Valdano, director general del Real Madrid, se enfundó ayer el traje de 'bombero' y bajó al vestuario del Real Madrid para leer la cartilla a la plantilla merengue. En su esfuerzo por ejercer funciones de 'apagafuegos' e intentar poner freno a las tensiones existentes en el seno de la caseta, que amenazan con romper la unidad entre los de Pellegrini, Valdano escenificó lo que en tiempos del histórico Santiago Bernabéu fue bautizado como 'santiaguina'.
Fue un golpe de teatro más de cara a la galería que otra cosa. Conscientes de que los jugadores han sido señalados en todas las encuestas como los grandes culpables de la eliminación europea, desde la cúpula se decidió darles un 'escarmiento' público, actitud que sin duda obtendría el placet de la afición. Y a Jorge Valdano le tocó el papel protagonista en esta 'obra'.
El hispano-argentino les dijo a los jugadores, sin tapujos, que ellos eran los grandes culpables de que el sueño blanco de conquistar la Décima el próximo 22 de mayo en el Bernabéu se hubiera esfumado el pasado miércoles. Que no hay otros responsables que los propios cracks del vestuario merengue. A quienes recordó, por cierto, que su 'jefe' es, y lo seguirá siendo hasta el 30 de junio, el chileno Manuel Pellegrini. De esta forma, Valdano reforzó la figura del 'ingeniero', confirmándolo ante la plantilla hasta final de temporada.
Los jugadores saben ahora, tras el estratégico movimiento de Valdano, que, pese a que Pellegrini no es santo de la devoción de algunos de los pesos pesados de la caseta, estarán en sus manos hasta que concluya el curso y que su suerte va ligada directamente a la de su máximo responsable. Lo que traducido significa que si no ganan la Liga, único título a su alcance tras las vergonzantes eliminaciones en Copa y Champions, serán señalados como los grandes responsables del fracaso del equipo ante la opinión pública.
Asimismo, el director general dedicó unos minutosa Guti, a quien preguntó sobre las declaraciones en las que asegurba que al equipo le sobraba individualismo. El '14' atribuyó sus palabras a la calentura del momento y a la tensión inmediatamente posterior al partido y se disculpó ante el resto del vestuario. Fue el epílogo perfecto a un gran golpe de teatro