Michael Oher: el 'homeless' gigantesco

Michael Oher es un jugador de fútbol americano surgido de la absoluta indigencia

Michael Oher es un jugador profesional de fútbol americano de 23 años de edad. Debutó el pasado año en la NFL con los Baltimore Ravens, elegido en el puesto 23 de la primera ronda del draft, y se ha consolidado como 'right tackle' titular de la franquicia, uno de los hombres que protege al quarterback de la cacería de las defensas rivales, disputando los 16 partidos de la temporada. Big Mike, como también se le conoce por su imponente aspecto (1,93 m. y 141 kgs.), es asimismo el protagonista en el que está basada la última gran historia del cine americano, un Pigmalión del siglo XXI al que la bondad, compasión y determinación de una familia sacaron de un mundo de aislamiento y miseria absolutos.

El hecho de que Oher haya llegado al cénit del deporte profesional no es especialmente significativo. Sí lo es, en cambio, el hecho de que sea capaz de leer, escribir, expresarse oralmente y, sobre todo, interactuar con cierta desenvolutura en un entorno social. Todas las cartas de la baraja que le dieron al nacer en un suburbio del oeste de Memphis estaban marcadas y eran perdedoras. El padre de Oher, ex presidiario, nunca se ocupó de él ni de ninguno de sus 11 hermanos y acabó asesinado a tiros y su cadáver arrojado por un puente. Su madre era adicta al crack y su único horizonte vital era el próximo chute.

La infancia de Michael Oher fue un constante dar tumbos por diversas instituciones educativas públicas a cuyas clases casi nunca asistía: en los primeros nueve años de escolarización pasó por 11 colegios distintos, y a los diez años ni siquiera pisó un aula durante año y medio. No desarrolló habilidades sociales de ningún tipo. Oher prácticamente no hablaba y desconocía el significado de la mayoría de las palabras que el resto de la gente utilizaba habitualmente, así que se encerraba en un inframundo de hermetismo inquebrantable. Tampoco tuvo algo que pudiera llamar hogar, ni siquiera nada que se le aproximase. La mayor parte del tiempo dormía en las calles o en refugios muy precarios. Tenía todos los rasgos del retrato-robot del marginado y todas las papeletas para acabar mendigando o delinquiendo.

En el año 2002 el padre de un amigo inscribió al chico en la Briarcrest High School, una escuela privada cristiana ubicada en Memphis. Tenía 16 años, su expediente académico arrojaba una nota media de 0.6 y su coeficiente de inteligencia era de 80, muy por debajo de lo normal. Además, ya medía casi 1,90 m. y pesaba 156 kilos, así que era imposible que pasara desapercibido. En una semana ya era famoso en la escuela, tanto por su colosal aspecto como por su comportamiento dócil y su constante silencio. Ante sus obvios problemas de aprendizaje entró en el programa de educación especial de la institución, pero sin resultados. Ni siquiera el hecho de prohibirle practicar deporte para que se concentrara en los estudios ayudó a aquel gigante con la mente como un folio en blanco.

Sean Tuohy, padre de dos alumnos de la escuela y propietario de una cadena de restaurantes, había visto a Michael deambulando por la institución; era imposible no fijarse en él. Siempre llevaba la misma ropa: una camiseta descomunal y unos vaqueros cortos que le dejaban las pantorrillas al descubierto. Un día le preguntó si había comido y, tras encajar una respuesta titubeante, decidió abrirle una cuenta en la cafetería del colegio para que comiera gratis cada día. Su ayuda se quedó ahí... hasta que entró en escena su esposa, Leigh Anne Tuohy. Le vio por primera vez bajando de un autobús el Día de Acción de Gracias. Estaba nevando, pero Big Mike llevaba la misma ropa de siempre. Le preguntó dónde iba y dijo que a ver el entrenamiento de basket porque había calefacción. Al día siguiente, Leigh Anne se presentó en el colegio, recogió al chico y lo llevó a comprar ropa de abrigo. Cuando le acompañó a lo que él denominaba casa y vio que era un remolque abandonado, lo instaló con ella y su familia en su hogar.

Laseñora Tuohy porfió para que progresara en los estudios e incluso contrató a una pedagoga especializada en jóvenes con problemas de aprendizaje que le dedicaba cuatro horas al día. El primer año su nota final fue de 0.9, pero el segundo, gracias a la ayuda de los Tuohy, subió hasta 1.56. Paralelamente, se le levantó el veto para practicar deporte y Mike probó el basket primero y más tarde el lanzamiento de disco y el de peso, aunque el entrenador del equipo de fútbol americano le había echado el ojo e insistió para tenerle con él. Era pasivo y no tenía demasiada idea de las nociones básicas de ese deporte, pero poseía una fuerza telúrica y era rapidísimo para su corpulencia (corre las 40 yardas, unos 36 m., en 5"32), así que fue puliéndolo poco a poco. Al final de su segundo año ya se le auguraba un enorme futuro y habían ido a verle en acción técnicos de las principales universidades del país.

Sin embargo, había un problema: la NCAA prohíbe por reglamento entrar en la universidad a aquellos deportistas que no tengan una nota mínima de 2.65. Pese a seguir mejorando cada día y terminar su periplo escolar como el 154 de 157 alumnos, dejando de ser el último por primera vez en su vida, su media de 2,05 era insuficiente. Su padrastro, Sean Tuohy, averiguó que había una última oportunidad: un curso de diez días impartido por la Brigham Young University para mejorar la nota escolar, con un examen final a través de internet. Toda la familia se aplicó con Mike, que finalmente logró las calificaciones apropiadas y entrar en la universidad.

Michael Oher eligió Mississippi, donde se convirtió en 'All America' y se labró su actual presente en la NFL. Y, lo que es mejor, en su segundo año como universitario se le efectuó otro test de inteligencia. Arrojó un resultado de 105, que corresponde a la media de una persona normal. Hoy es capaz de hacer cosas que la mayoría de la gente da por supuestas pero que él jamás habría podido conseguir sin la desinteresada ayuda de los Tuohy

++ Vídeo de Michael Oher

'El lado ciego', la película que relata su historia

La descarnada y al tiempo tierna historia de Michael Oher está recogida en un libro titulado 'The Blind Side: Evolution of a Game' (el lado ciego: evolución de un juego), parte del cual se publicó en la revista semanal del New York Times bajo el título 'La balada del Gran Mike'. Este relato es el que se tomó como base para escribir el guión de la película 'The Blind Side', con Sandra Bullock encarnando a Leigh Anne Tuohy (papel por el que está nominada al Oscar), que se estrenó en Estados Unidos en noviembre del 2009 y que llegará a España en breve.

El título 'El lado ciego' viene dado por la posición que ocupa Oher en el campo: los tackles ofensivos protegen ambos flancos del quarterback. Si el lanzador es diestro, el tackle izquierdo es quien protege su lado ciego, una porción del terreno de juego que él no puede ver; si el lanzador es zurdo, el es tackle derecho quien protege el lado ciego

Una fuerza de la naturaleza

Cuando comenzó a jugar a fútbol americano, Big Mike carecía por completo de la agresividad que el deporte de contacto lleva implícita. Era un coloso amable, hasta que sobrepasó su límite. Antes de comenzar su último año en el High School, Briarcrest disputó un partido de preparación contra una escuela vecina, Munford. Un jugador rival, viendo su pasividad, comenzó a llamarle "culo gordo" y a provocarle constantemente. Hasta que, en una jugada de ataque de Briarcrest, Oher agarró al rival, le levantó en vilo pese a que pesaba más de 100 kilos y cruzó todo el campo con él, mientras intentaba liberarse desesperadamente. Una vez llegado el final del terreno de juego, atravesó la pista de atletismo y se dirigía a la puerta cuando sus compañeros consiguieron detenerle. "¿Dónde ibas?", le preguntaron. "A meterlo dentro del autobús. Estaba cansado de escucharle y quiero que se vaya a casa", respondió tranquilamente Michael

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...