Iturbe sonríe

El ala-pívot reconoce que llegó a pensar en que su carrera podía terminarse

El jugador del Asefa 'Estu' ve por fin el final del túnel tras seis meses de baja

Iker Iturbe ha vivido los seis meses más duros de su larga carrera deportiva. Seguramente, han sido también los seis meses más duros que cualquier deportista de élite puede conocer, un periodo de tiempo largo de baja sin saber muy bien cuál es la dolencia que te afecta ni cuánto tiempo va a durar esa baja. Finalmente, el jugador del Asefa Estudiantes ya ve la luz al final del túnel.

Iturbe va entrenando cada vez a mayor ritmo y, aunque no quiere poner fecha a su vuelta a las canchas, todo apunta a que dentro de un mes pueda tener ya un ritmo de entrenamiento bueno y plantearse su regreso.

El jugador vitoriano comenzó el pasado agosto la pretemporada con el equipo colegial con normalidad, pero unos días después tuvo que pararse a causa de una dolencia extraña que le afectaba, sobre todo, a las articulaciones, pero también a los pies y manos. Había días, incluso, en que no se podía levantar de la cama ni atarse los cordones de las zapatillas.

El caso es que hace unas semanas pudo empezar a correr y hacer pesas y ahora es un hombre nuevo, aunque sabe que ha de ir despacio. “Hay que ir poco a poco”, comenta Iturbe, “viendo sobre todo las sensaciones para poder valorar la evolución estas semanas, pero me veo cada día un poquito mejor”.

El ala-pívot no esconde que estos seis meses han sido largos y duros: “Han sido muy largos, sobre todo los primeros meses, de comida de coco, de preguntar 'porqué no puedo jugar, qué me pasa' y luego ya empiezas a asumir que lo importante es ponerse bien, curarse y que todo va a ser lento. Eso queda ya lejos, me encuentro bien y cada día me veo mejor”.

No saber el origen de su enfermedad, complicaba la solución, explica Iturbe: “Claro, la incógnita era lo peor de todo. No saber exactamente qué tienes y cómo se cura, ver a diferentes médicos, acudir a un especialista en Estados Unidos… Al final, entre todos han hecho un buen trabajo y me he puesto bien. Todavía estoy bajo tratamiento aunque pudiendo entrenar”.

Iturbe añade que cosas como no poder andar son incomprensibles ya que “es difícil aceptarlo. Cada día era una sensación distinta, pero todo el proceso fue un caos y muy duro. Como has dicho tú, un día no podía andar, el otro estaba mejor y al siguiente tenía que pedirle a mi mujer que me pusiera los cordones de las zapatillas. Es duro asumirlo y te comes mucho el coco”.

El jugador colegial relata que ha sido un proceso de mejoría semanal que finalmente le animó a empezar a ejercitarse. “En enero veía que me encontraba mejor”, indica, “pero me dijeron que tenía que empezar despacio, con cautela, para ver si no recaía, aunque voy entrenando despacio, sin forzar la máquina. Empecé a hacer natación, bici, pesas, a correr y hace dos semanas me dieron el alta y comencé a trabajar con el preparador físico”.

Reconoce que echa de menos la complicidad del vestuario: “Sí, tengo mono porque eso siempre se echa de menos, los viajes, las bromas, la convivencia con los compañeros, aunque esté con ellos, estoy muy al margen de esas cosas… Quiero volver a echar la mano, entrenando, apoyándoles, y si puedo ayudar en la pista, mejor que mejor”.

Todo un salto cuando, es inevitable, llegó a pensar que era el fin de su carrera. “Sí, en los malos días te pones en lo peor”, señala. “No sabía dónde me iba a llevar esto. Sabía que la enfermedad era complicada, nunca sabes si vas a poder volver y creo que me ha ayudado el ser optimista. Al principio no lo era, pero pasa el tiempo, lo empiezas a asumir y a ver de otra forma y entiendes que si no lo afrontar con buen ánimo, te va a costar más. Pero claro que piensas que igual no juegas más. Confiar en los doctores también ha sido importante porque me decían que me recuperaría”, resalta.

Reconoce que echa de menos la complicidad del vestuario: “Sí, tengo mono porque eso siempre se echa de menos, los viajes, las bromas, la convivencia con los compañeros, aunque esté con ellos, estoy muy al margen de esas cosas… Quiero volver a echar la mano, entrenando, apoyándoles, y si puedo ayudar en la pista, mejor que mejor”

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