El sueño olímpico del 'sherpa' solitario

Un nepalí compite en esquí de fondo, una disciplina virgen en el país más montañoso del mundo

Su apellido engaña: Dachhiri Dawa Sherpa no es uno de los famosos porteadores locales que ayudan a ascender alguno de las colosales montañas nepalís, aunque sabe lo que es escalar el Everest. Su país también engaña: la zona más montañosa del mundo no tiene una sola instalación para esquiar al modo occidental, y mucho menos de esquí de fondo. Tanta nieve, para nada. Pero el abanderado nepalí en los Juegos de Vancouver ya lleva dos ciclos olímpicos haciendo realidad su sueño sin apenas medios. Ayer competía en los 15 kms. estilo libre de esquí de fondo, la culminaión de una aventura solitaria de superación personal.

Pasó siete años en un monasterio budista antes de hacerse cocinero de los trekkings, y posteriormente obtener el titulo de guía de montaña. En 1994 conoció a su actual esposa, una chica suiza, y se estableció en el país centroeuropeo. En 1998 corrió su primera ultramaratón, el paso que le llevó al esquí de fondo.

A Dacchiri las montañas que rodean el Whistler Park de Vancouver le parecen una minucia. También lo son las distancias que debe recorrer desde que es esquiador de fondo, porque llegó al deporte como corredor de ultramaratones, sobre todo de la durísima Himal Race, una prueba que une a pie los campos base del Annapurna y el Everest. Ha llegado a esquiar 166 kilómetros de un tirón, aunque los resultados sobre la nieve de este ex obrero de la construcción de 40 años no son espectaculares: 94º en los 15 kms. clásico de los Juegos de Turín, 76º en el Mundial el año pasado y 92º ayer, en los 15 kms. estilo libre de Vancouver. “Me falla la técnica”, dice con una sinceridad que desarma.

Y es así porque Dachhiri debió aprender de cero. No sabía esquiar cuando le reclutó el Comité Olímpico de Nepal. “Me llamaron en 2002 por mi reputación como corredor de montaña. Gané la Himal Race y después de eso el Comité Olímpico me llamó a su oficina para ofrecerme comenzar con el esquí de fondo. Nunca me había puesto antes unos esquís, y me llevó un tiempo aprender. Ahora sé esquiar pero no soy un experto porque en Nepal es imposible entrenar”, cuenta con amargura.

El solitario nepalí paga el precio de las nulas infraestructuras de su país, donde no existe una sola pista de esquí de fondo. “Mucha gente cree que es un país con muchísimos sitios para esquiar sólo porque tenemos las montañas más altas del mundo. Pero los que han estado allí saben que es todo lo contrario”.

“Empezar a los treinta y tantos años como un novato no es fácil. Debo aprender mucha técnica, y también saber cómo preparar los esquís, cómo escoger los mejores modelos”. Pero en el mundo de las carreras de montaña a pie sucedía lo contrario: Dawa es una leyenda. Incansable –competía cada semana–, solidario –dicen que dejaba ganar a los competidores que se esforzaban más que él– e irrepetible, capaz de seguir caminando hasta la meta después de retirarse de una prueba para ayudar a recoger la basura acumulada

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