La chispa que prendía el Palau

Tras bajar del taxi, Valero Rivera se dirigió a la sala de prensa del Camp Nou, pero a los pocos metros se desvió a la derecha porque por allí, por el parking, andaba David Barrufet presto a anunciar su retirada. Ese saludo y ese abrazo resumieron en un segundo la extraordinaria carrera del portero. “Valero, decir que sin tí no estaría aquí es una obviedad. Aquí tendrás siempre un amigo que te quiere”, le dijo después David ante todo el auditorio.

Efectivamente, 'Barru' no se entiende sin Valero, el técnico que le trajo al Barça con 14 años para dirigirle luego durante la inigualable etapa del recordado 'Dream Team' de las cinco Copas de Europa consecutivas, de 1996 a 2000, temporada esta última en la que hicieron el célebre '7 de 7', un pleno de títulos superior incluso al despampanante '6 de 6' del Barça de fútbol de Guardiola.

'Barru' pertenece a la más insigne estirpe de porteros españoles, sean de balonmano, como el Lorenzo Rico que le tuteló en sus inicios en el Barcelona, fútbol (Arconada o Zubizarreta) o waterpolo (el malogrado Jesús Rollán). David empezó a jugar a balonmano con 8 años en el Colegio Sagrada Familia de Horta, su único equipo antes del Barça. Ahí se convirtió en el guardián del Palau, la chispa que con sus paradas tantas veces encendió la mecha de las grandes remontadas europeas. Parada de 'Barru', contragolpe y gol fueron un cóctel letal para los rivales en el balonmano de alta velocidad implantado por Rivera, que se sentó ayer en primera fila al lado de Mari Carmen, la mujer de David.

'Barru' fue el alma del 'Dream Team', el equipo de ensueño, igual que fue pesadilla de los lanzadores rivales, a menudo atemorizados por su sola presencia. Un gigante dentro y fuera de la cancha

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