Uno pensaba que había visto de todo en el mundo del deporte. Pero lo de ayer en el europeo de Fútbol-sala fue absolutamente surrealista. España había llegado a la tanda de penaltis contra Rusia y Javi Rodríguez marcó el tanto que daba el pase a las semifinales. Y allí apareció el equipo arbitral para hacer el ridículo, alucinar a la selección rusa y cabrear a la española. El balonzazo de Javi impacto en el listón que está detrás del larguero y salió con violencia hacia fuera. España lo celebró, Rusia lloraba la eliminación.
Pero ahí apareció el dúo arbitral, capitaneado por el francés Pascal Fritz y secundado por el croata Edi Sunjic. Dijeron que no había entrado el balón y obligaron a seguir lanzando, ante las protestas del combinado español. Luis Amado volvió a parar otro penalti, los lanzadores -a pesar de los nervios- no erraron y España se metió en semifinales. El trencilla francés podría llamar a su compatriota Alain Afflelou, óptico mediático, y pedirle un trío de gafas, con o sin promoción. Una para él, otra para el croata y otra para el delegado de UEFA, más ciego y más responsable que los colegiados de pista. En fin, menos mal que España pasó a semifinales, si no, no sé que consecuencias podría haber tenido para un deporte al que le ha costado tanto establecerse.
Un alucinante incidente que, al menos, eclipsó durante unos minutos el bombardeo mediático sobre la expulsión, tarjeta y sanción de Cristiano Ronaldo. Al parecer, el primer expulsado del fútbol español por dar un codazo