Astarloa cuelga la bicicleta

CICLISMO

El de Ermua tocó el firmamento ciclista cuando ganó en 2003 el Mundial de Hamilton. Sin embargo, los últimos años no han sido fáciles para él

Igor Astarloa ha colgado la bicicleta. El de Ermua tocó el firmamento ciclista cuando ganó en 2003 el Mundial de Hamilton. Sin embargo, los últimos años no han sido fáciles para él. Astarloa lleva sin competir desde mayo de 2009, cuando su último equipo, el modesto Amica Chips, fue suspendido por la UCI por problemas financieros. Sin haber dado nunca positivo, la sombra del dopaje también le ha perseguido por unos valores anómalos en su pasaporte biológico. Todo eso queda atrás y el mundo del ciclismo le despedirá con honores mañana en su pueblo natal, en un homenaje organizado por Cafés Baqué, empresa de la que es presidenta su mujer, María Baqué, y en cuyo equipo amateur se formó antes de dar el salto al profesionalismo. Astarloa atendió a MD desde Miami, donde ha permanecido este último mes junto a su familia.

Me imagino que estará emocionado pensando en el homenaje que le espera mañana...

Estoy en Miami desde el 16 de diciembre y no me he enterado hasta hace poco. Vinimos a pasar las Navidades aquí y en agosto nos vendremos a vivir un año entero. Yo no sabía nada del tema... Mi mujer, María, junto a Aitor Galdós, Koldo Fernández de Larrea y Rubén Gorospe han sido los compinches... Estoy muy contento, porque el que venga tanta gente a la despedida de uno... Luego haremos una cena en Durango. Será como el homenaje que me hicieron tras ganar el Mundial, una cosa que nunca olvidaré.

¿Servirá este acto para borrar los sinsabores que en los últimos años ha experimentado en el ciclismo?

Sí, entre lo de Cofidis, que me quede a mitad de año fuera porque el equipo se paró; luego me rompí la muñeca; luego, con el Milram tuve juicio... Este homenaje es lo mejor para acabar mi carrera ciclista con un buen recuerdo.

¿Le ha resultado duro pasar, en pocos años, de vestir el maillot arcoiris a correr fuera de la elite mundial?

El año del Mundial fue muy bonito y el siguiente, con Cofidis, también fue bastante bueno... Pero, desde entonces, el ciclismo ha cambiado bastante. Las cosas están muy complicadas, estamos perseguidos, constantemente tenemos que dar cuenta de dónde estamos... Y, por si fuera poco, esta crisis no ayuda nada a que se involucren los patrocinadores. Ya no hay mucho dinero y, con lo duro que ya es de por sí el ciclismo... Ha tocado retirarse ahora y no hay vuelta de hoja.

¿Su retirada es voluntaria o forzada por las circunstancias?

Si hubiese querido seguir, creo que habría encontrado algún equipo. Pero no es el ciclismo de cuando yo empecé. Entonces nos divertíamos mucho, había muy buen ambiente entre los compañeros, personal. Después de haber vivido diez años en profesionales y haber visto lo de antes y lo de ahora, que siempre estás bajo sospecha y todo son malos asuntos, es más bien voluntario.

Su nombre se ha visto relacionado con el dopaje sin haber llegado nunca a dar positivo. Es el mismo caso de algunos compañeros que acudirán a su homenaje... ¿Qué puede decir de esto?

Es el caso de Beloki, de David Etxebarria, de los hermanos Osa, de mucha gente... Por una simple sospecha de alguien, te eliminan del ciclismo. Yo he corrido en bici 22 años. Todo lo que haces en tu vida, por una sospecha, se acabó. No hace falta que hayas dado positivo. Veo que las cosas no son nada justas. Para estar siempre con ese mal ambiente, mejor lo dejo y me quedo con lo bueno. Yo nunca he dado positivo, he seguido corriendo y ni siquiera estoy sancionado.

De hecho, su último equipo, el Amica Chips-Knauf, le defendió y mostró su total confianza en usted cuando su pasaporte biológico presentó valores anómalos...

Sí. El equipo no estaba bien económicamente y paró a mitad de temporada, pero no es que yo hubiera tenido problemas de ningún tipo con ellos.

De repente, se queda Ermua sin sus dos mejores corredores: usted y Pedro Horrillo.

Se quedan en activo Aitor Galdós y Aitor Hernández, pero Pedro y yo nos retiramos este año.

Lo de Horrillo es más duro aún, ¿no?

Sí, es más forzado. Después del accidente que tuvo Pedro, el que haya quedado bien no es poca cosa.

¿Cambiaría algo de su carrera profesional?

De mi carrera, no. Cambiaría de la parte final el comportamiento de la gente de arriba, que tanto se ha cebado con nosotros. No es el ambiente de antes, es un ciclismo un poco raro. Y como no se esfuercen en hacer algo, no se quién va a correr en bici. Ya es bastante duro este deporte de por sí como para que, encima, te pongan obstáculos. Igual habrá que dedicarse a correr en motos.

En este momento del adiós, ¿qué es lo que más pesa, estos últimos años o el buen recuerdo del Campeonato del Mundo?

Lo que más voy a echar de menos es el ambiente de la competición. Sigo y seguiré montando en bici porque me ha gustado toda la vida, pero el no ponerme un dorsal a la espalda es lo que más añoraré. Y luego, por supuesto, están los buenos recuerdos.

¿Qué futuro le ve al ciclismo?

Seguirá, porque hay mucha afición y no creo que acabe, pero no deberían cebarse tanto con los ciclistas. También habría que cambiar el sistema del Pro Tour, porque se ha cargado el ciclismo. Estaba mejor antes, cuando todos los equipos importantes corrían la Vuelta a Andalucía, la de Murcía y otras pruebas modestas. Han limitado el UCI Por Tour a 20 equipos y los demás se quedan fuera. Los patrocinadores de los equipos pequeños no ven ahora la recompensa de correr la Vuelta, País Vasco, la Clásica de San Sebastián... Los dirigentes del ciclismo deberían plantearse lo que han hecho en estos últimos cinco años, porque no ha ido nada a mejor

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