Salvados por la inmigración

ATLETISMO

Los nacionalizados, en la elite, y los hijos de inmigrantes, en la base, rescatan al atletismo

Alemayehu Bezabeh, primer español campeón de Europa de cross en categoría masculina, es el último eslabón de una cadena que no se interrumpe. En los últimos años, más de una decena de nacionalizados han encontrado sitio en la elite del atletismo español. Están en la punta de la pirámide, pero en la base, en las categorías inferiores, el fenómeno de la creciente inmigración se cruza con el potencial genético de zonas como el Magreb o el África subsahariana para salvar niveles decentes en el atletismo en edad escolar, un sector en crisis evidente, no sólo en España, sino en toda la Europa 'acomodada' a la sociedad del bienestar.

El diez por ciento

“Tenemos crisis de vocaciones. Los jóvenes de hoy se apartan de deportes sacrificados. Hay demasiada consola, comodidades y una oferta de ocio muy grande que les aleja del deporte”, denuncia el presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola. Por ello, la llegada al deporte de base de los hijos de la última generación de inmigrados, cuya procedencia denota una cultura del esfuerzo mayor, ha paliado la crisis de cantera. “Es un reflejo del mundo global en el que vivimos ahora. En infantiles, cadetes y juveniles, la lista de nombres magrebís o africanos es enorme, y en los Campeonatos de España de esas edades alcanzan el 10 por ciento de los participantes”, explica el portavoz de la RFEA, Gerardo Cebrián.

En las pruebas de mediofondo, fondo y cross, los rankings se pueblan de muchachos que han nacido ya en España, pero sus apellidos certifican que proceden del otro lado del Estrecho. Otros llegaron a España muy jóvenes, recordando los casos de los ya consolidados Ayad Lamdassem (se fugó aprovechando un campeonato en España) y Mohamed Elbendir (una familia le acogió con ocho años), hoy internacionales. El último caso, Mohamed Marhum, cuyo potencial ilusiona a la RFEA, que le mantiene becado en la residencia Blume mientras, bajo la tutela de un Centro de Acogida, espera regularizar su situación y obtener el pasaporte.

La búsqueda de un futuro mejor y el talento genético se cruzan en el camino de esta generación. “Están recuperando hábitos de esfuerzoque ha perdido nuestra juventud. Nos pasa a nosotros, pero también a Francia y a Gran Bretaña”, dice el portavoz de la RFEA, que lamenta que “España sea el segundo país europeo con más niños obesos, cuando nuestra dieta es en teoría la más sana”, y que cita el “abandono actual del deporte escolar” como el otro gran motivo de esta desesperada situación.

Hasta que estos chicos lleguen a la punta de la pirámide, la selección seguirá confiando en sus 'otros' inmigrantes, los nacionalizados. Como en su día hicieron Sandra Myers o Niurka Montalvo, es el turno de Bezabeh, Lamdassem (Marruecos), Quiñónez (Ecuador), Meliz, Casañas (Cuba), Elbendir (Marruecos), la ahora sancionada Onya, Glory Alozie (Nigeria), Vychkov y los más jóvenes Okutu, Bokesa y Dumbe, ya campeones de España en categorías inferiores. Cosas del mundo global

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