La noche que París fue de los Messi

Los cuatro recordaron anécdotas de su infancia en Rosario, del campo de Granodoli, en el que veían para crack a Rodrigo

La ansiada espera fue también compartida con sus tres hermanos: Rodrigo, Matías y Mariasol

Dos goles, tres puntos y avión privado desde A Coruña dirección París para recibir el mayor reconocimiento individual que uno puede soñar siendo jugador de fútbol. Leo Messi acababa de ser el gran protagonista del Barça en la victoria ante el Deportivo en Riazor, contribuyendo a mantener los cinco puntos de ventaja sobre el Real Madrid, pero aquello sólo fue un aperitivo de lo que le esperaba. Con tiempo suficiente para haber digerido la noticia –Messi se enteró el lunes por la noche de que era el ganador del Balón de Oro–, el crack azulgrana estaba ya ansioso de que llegara el momento de verse con el balón, el objeto que siempre le acompañó, pero éste bañado en oro y con algo más de ocho kilos de peso. La ansiada espera fue también compartida con sus tres hermanos: Rodrigo, Matías y Mariasol. Los cuatro recordaron anécdotas de su infancia en Rosario, del campo de Granodoli, en el que veían para crack a Rodrigo, pero al final fue el más pequeño quien salió de allí triunfando. Fue como una madrugada de hermanos esperando a que amanezca para ver los regalos que han traído los Reyes.

Pasadas las 3 de la madrugada llegaron al Hotel George V, en pleno corazón de la capital francesa, a apenas cuatro calles de los Campos Elíseos y del Arco del Triunfo.

En contacto con sus padres

El cansancio acumulado del día era mucho, pero las ganas de celebrar la victoria ante el Depor y el premio que iba a recibir Leo unas horas más tarde podía con todo. En la habitación del hotel sólo faltaban sus padres, Jorge y Celia, cuyas obligaciones laborales les impidieron viajar a París aunque sí se desplazarán a Zúrich el próximo día 21, cuando Leo sea coronado como mejor jugador del mundo con el FIFA World Player. No estaban presentes físicamente, pero tanto Leo como sus hermanos les hicieron participar de su particular fiesta vía telefónica. Durante más de dos horas, los Messi hicieron de París su ciudad. De hecho, tres años y medio después deque Leo sufriera una de sus mayores decepciones desde que llegara al primer equipo al no participar ni un minuto en la final de la Champions League frente al Arsenal, algo que le provocó un monumental mosqueo por el que no quiso ni salir en la foto de campeones, el crack azulgrana comprobó cómo la Ciudad de la Luz se iluminaba más que nunca rendida a sus pies. Leo se sacaba la particular espina que tenía clavada de aquel 17 de mayo de 2006. Además, la experiencia de ahora seguro que le llevaría a no repetir un resbalón como aquel.

El reloj marcó las cinco. Apenas había tiempo para echar una cabezadita, pues sólo tres horas más tarde Messi tenía que estar en marcha para desplazarse hasta los estudios de la TF1, donde recibiría el Balón de Oro. Traje y zapatos negros, camisa blanca y corbata oscura. Llevado por la inmensa felicidad del momento, Leo no dio tregua ni a las ojeras. Era su día y lo disfrutó al máximo en cada instante. Sólo le venció el sueño en la furgoneta que le llevó hasta el aeropuerto privado de París desde donde regresó a Barcelona pasadas las cinco de la tarde. Demasiadas emociones y mucho cansancio acumulado, pero bendito cansancio.

[+] CONSIGUE LA SUDADERA DE LEO MESSI GRACIAS A MUNDO DEPORTIVO

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