Jaroslav Navratil, ex jugador y ahora capitán de Copa Davis, explica que Tomas Berdych es muy tranquilo, sus únicas preocupaciones son su tenis y Lucie Safarova, ésta jugadora profesional, 42ª en el ranking mundial aunque ha llegado a ser la 22ª, y pareja del nº2 del equipo checo desde hace años.
En las antípodas se mueve Radek Stepanek, a quien el propio Berdych califica de gran bromista. Quizás ese buen sentido del humor haya hecho de él un reconocido donjuán en el circuito pese a que su físico pueda indicar lo contrario. Martina Hingis o Nicole Vaidisova cayeron rendidas a sus pies. En los vestuarios corren muchas leyendas sobre unas cualidades que no son visibles externamente.
Y en un gran luchador, abunda Berdych. Ambos son valientes, si Tomas se encaró sin problemas al público madrileño, Radek simula lesiones o pica al contrario sin pudor alguno para hacerlo caer en su trampa. Además, vive una segunda vida tenística. En 2006 sintió durante un entrenamiento como si me clavasen un cuchillo en el cuello. Días más tarde se asustó al comprobar que su brazo derecho estaba paralizado. El origen del mal se hallaba en un disco dislocado. Durante meses se sometió a inyecciones y fisioterapia para evitar el quirófano y recobrar los movimientos. Perdí todo el toque y la potencia, era como si comenzara de nuevo a jugar a tenis.
Berdych y Stepanek responden a personalidades opuestas, aunque con el hockey hielo como punto principal de encuentro. Es la pasión de ambos (de niño, Stepanek quería ser portero), y en la selección checa campeona olímpica en los Juegos de Invierno de Nagano'98 se inspiran para protagonizar una hazaña similar en la Copa Davis. Radek y yo nos conjuramos para tener nuestro Nagano, avisa Tomas