Leo cumple un sueño: jugar de inicio con Aimar

El barcelonista siempre confesó que su primer ídolo futbolístico fue el 'Payaso'

Leo Messi cumplirá un sueño esta noche: jugará por primera vez desde el inicio con su gran ídolo, Pablo Aimar. Hasta ahora han coincidido en 13 ocasiones (dos en el Mundial 2006, cinco en la Copa América 2007, cinco en amistosos y una en la anterior clasificación mundialista) pero el máximo tiempo que compartieron cancha fue de 36 minutos y nunca comenzaron juntos.

El mejor futbolista del mundo siempre habla maravillas del 'Payaso', en quien se ve reflejado mucho más allá de similitudes o diferencias en el juego. Al igual que Messi, Aimar siempre se ha caracterizado por hablar lo justo y lo necesario, por mantenerse lejos de los escándalos y por esa timidez y humildad que no le impidieron ser líder dentro del campo.

Tanto congenia Leo con Pablito que hasta se rumorea, pese a que Maradona repita que “a mí nadie me sugiere nada”, que la presencia del actual jugador del Benfica en la selección obedece a un pedido expreso del barcelonista.

Aimar, que alguna vez confesó que se sonrojó de vergüenza al escuchar a Messi llamarle ídolo, afirmó que “si mi juego hace que Leo sea feliz y su nivel aumenta con mi presencia, eso me va a poner contento”. Por su parte, Maradona expresó que “el Payasito desde siempre es mi debilidad. Verlo jugar es una delicia, tiene toques increíbles, arranques, frenos... Era un desperdicio si no lo llamábamos. Ojalá que con Messi nos den lindos momentos”.

Un día inolvidable

Allá por diciembre de 2004, apenas dos meses después del estreno de Messi en la Liga de la mano de Rijkaard, Barcelona y Valencia se cruzaron en el Camp Nou, en un duelo que en la memoria de Leo quedó grabado aunque no precisamente por el anecdótico empate final (1-1).

“Hola Lionel, cómo estás”, le saludó Aimar apenas acabado el encuentro. El blaugrana quedó impactado por la sorpresa pero juntó el coraje suficiente para sugerir el intercambio de zamarras. Con el tiempo, Leo reconocería quenunca antes había pedido una camiseta y que jamás comprendió cómo su ídolo sabía su nombre.

Pablo, por su parte, intuía que enfrente tenía a un fenómeno y desde entonces esa camiseta con el número 30 del Barça ocupa un lugar de privilegio entre sus grandes trofeos

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