Zlatan Ibrahimovic manda en la selección sueca. Mientras todos los jugadores pasan por la zona mixta para atender a los medios, él lo hace solo en rueda de prensa acompañado de la otra máxima autoridad, el seleccionador Lars Lägerback. Ibra se ha ganado ese estatus a base de goles y jerarquía. Sólo hay un jugador que discuta su preeminente papel, su amigo Henrik Larsson. Cuando se habla de 'Henke', el general Zlatan reconoce los galones y le habla de igual a igual. Que Larsson haya vuelto a la seleción significa mucho. Todos los jugadores sentimos mucho respeto por él por lo que ha hecho, pero también por lo mucho que nos puede ayudar. Ibra y Larsson serán la pareja atacante del 4-4-2 que Lägerback dispondrá el sábado en el vital partido de Copenhague. Larsson recuperará de nuevo el brazalete que lució precisamente Ibra en su ausencia, por ejemplo en los dos últimos compromisos ante Hungría y Malta.
Ibrahimovic se entrenó ayer por la mañana con total normalidad. La sesión fue a puerta cerrada, como lo volverán a ser la de hoy y la de mañana, opacidad que demuestra claramente la trascendencia del partido. También se ejercitó con intensidad el centrocampista Kallstrom, otro de los pilares del equipo cuyo estado físico preocupaba a la hinchada local. Ahora ya están tranquilos. Todos los futbolistas suecos estarán disponibles para la gran cita.
El seleccionador, una suerte de Luis Aragonés a la escandinava (tiene 61 años y suele ir sin afeitar, desaliñado y en chándal hasta que llegan los partidos y se viste de traje) que pasa revista a diario ante los medios de comunicación, aseguró ayer por la mañana que tener a Larsson en el equipo es poco menos que una bendición: Entiende como pocos el juego, tanto en sus conceptos de ataque como de defensa. Y tiene todo lo que se necesita para ser un buen capitán