Iniesta, a punto

FC BARCELONA

El plan es que sea titular ante el Dinamo Kiev, pero podría estar en el once de Málaga si Ibrahimovic es baja

33 minutos en Getafe, 13 en Milán, 25 contra el Atlético y 26 en Santander. Desde que Andrés Iniesta recibió el alta médica el pasado 9 de septiembre su incorporación al equipo ha sido gradual. 97 minutos en total que saben a poco a los aficionados y al propio protagonista, impaciente por volver a soltarse del todo y a disfrutar, pero los técnicos y los médicos del club han tenido muy claro que había que extremar las precauciones. El proceso de recuperación activa toca a su fin y está previsto que el centrocampista de Fuentealbilla vuelva a ser titular el próximo martes ante el Dinamo Kiev en el Camp Nou en la segunda jornada de la Champions League. Ese, por lo menos, era el plan inicial porque el esguince de tobillo de Ibrahimovic podría anticipar su presencia en el once inicial. Si el sueco fuera baja en Málaga, Henry sería la alternativa principal a la demarcación de '9' por lo que en la izquierda se le abriría la puerta a Iniesta.

En esos 97 minutos repartidos en cuatro partidos se ha evidenciado que Andrés necesita recuperar la confianza en sus músculos y en su fútbol, algo que sólo se consigue jugando. Guardiola también lo sabe, pero se ha armado de paciencia para traicionarse a sí mismo, pues si alguien alinearía a Iniesta cada día desde el primer minuto es el entrenador del Barça, un enamorado de su fútbol.

La lesión muscular de Iniesta al término de la pasada temporada fue grave. El 10 de mayo sufrió una pequeña rotura en el recto anterior del muslo derecho en partido de Liga ante el Villarreal. Sobrepasó el límite para disputar la final de la Champions League en Roma el 27 de mayo ante el Manchester United. Forzó y jugó a un gran nivel hasta el punto de dar el primer gol a Eto'o y de completar 92 minutos sin que nadie percibiera ningún problema físico. Incluso fue reemplazado por Pedro a modo de homenaje, pues el Barça estaba en Roma gracias a su milagroso gol al Chelsea.

Pero la cicatriz en el recto anterior del muslo derecho se había abierto, había crecido. Iniesta jugó dolorido la final, aguantó roto porque nada en el mundo le hacía más ilusión que ganar la Champions League sintiéndose importante en el equipo, pues de París le quedaba una espina: la decepción de no salir de titular, aunque su entrada en la segunda parte fue decisiva para darle la vuelta al marcador. Iniesta supo sufrir. Ahora le toca volver a disfrutar

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