"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional"

La moda de los tatuajes entre los rojiblancos revela más de un mensaje trascendental, como el lema que luce Ocio en su hombro izquierdo

Es algo más que moda, es como literatura impresa en la piel, es como una huella indeleble que encierra sentimientos, cuando no pasiones. Recorren toda la espina dorsal, como en el caso de Fran Yeste. Su decoración, su belleza, llamó la atención cuando los veraneantes de Isla Canela observaron su cuerpo recorrido por signos orientales. Los tatuajes se han convertido en fuente de expresión, hasta en llamada a la reflexión.

Aitor Ocio es un exponente de esta tendencia. El de Gasteiz muestra un repertorio amplio, llamativo, muy perseguido por los fotógrafos. “Tengo en la mano, en la espalda, en el antebrazo y el grande en el hombro. Todos tienen algo. El de la espalda es el nombre de mi hija con una poesía respecto a los sentimientos que surgieron en mí cuando nació. Estas tres flores -en el brazo- representan a los tres hermanos. Mis dos hermanas se van a hacer lo mismo. El del hombro es un buda. No es que sea budista ni mucho menos, es por la calma y la paz que transmiten y tiene una frase: 'El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional'”, explica el central. “Hay cosas que suceden que uno no puede controlar, y luego hay otras que afrontarlas es cuestión de cómo lo tome cada uno”, define.

¿Y qué decir de David López? El interior tiene también varias muescas de filosofía. “Uno de ellos es una frase en árabe, me gustaban las letras. Mucho significado no tiene: uno son iniciales mías y la otra es una palabra en relación con mi vida. También tengo uno detrás de la oreja: es una letra china que significa amistad y otra aquí en japonés que significa juntos. Va un poco con mi filosofía”, aclara el rojiblanco.

Lo suyo fue un idilio con este mundo un poco tardío, salvadas las reticencias iniciales. “Tengo pensado hacerme alguno más, pero me de momento no sé dónde. Al principio no me gustaban, pero un día me fijé en uno que me gustó justo detrás de la oreja y empiezas y te enganchas”, admite. Su piel está adornada por estosiconos que revelan momentos para el recuerdo. “El primero de la oreja me lo hice en 2004, cuando subí al primer equipo de Osasuna. Para mí los tatuajes significan etapas de mi vida. Otro me lo hice cuando fiché por el Athletic y el tercero el año pasado”, abunda.

El diablillo de Koi

¿Imagina a alguien con un símbolo del mal en su espalda? Koikili sabe del tema. Figura en su reverso una imagen que da 'yuyu'. “Tengo dos tatuajes. Uno en la pierna derecha y otro en la espalda, en el hombro izquierdo. Es un tribal de un grupo musical de Zarautz, que se llama Eraso y canta en euskera. Más que nada es por el grupo, que me gustaba. El dibujo era chulo. El de la espalda es el demonio; ése sí que va un poco conmigo, porque como todos tenemos una parte buena y una parte mala. La menos buena es como un compañero de fatigas”, revela.

El recién llegado Castillo se ha adscrito al movimiento. Lo ha hecho recurriendo a un extremo del planeta. Brazo y pierna son sus escaparates. “No significan nada”, dice de los dibujos que porta en el brazo. “Son unos símbolos maoríes que me hice en Thailandia. Me hicieron un diseño que me gustó. En la pierna tengo un tribal, pero no tiene un significado especial”, describe. Por cierto, ¿esto duele? “Hombre, cuando te pilla la zona del hueso te duele un poquito”, reconoce.

Lo mismo le ha sucedido a Gurpegi. Luce el mismo símbolo. “Tengo un tatuaje en la espalda. Es un tribal y sufrí bastante haciéndomelo”, afirma el navarro, que parece menos dado a este tipo de modas. “La suerte que tengo es que no me lo veo”, dice con humor

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