Pasadas las siete de la tarde, y tras casi una hora de rueda de prensa compartiendo protagonismo con los no presentes Zlatan Ibrahimovic y Samuel Eto'o, Maxwell saltó al césped del Mini las obras de replantación del césped del Camp Nou tras los dos conciertos de U2 impidieron su estreno en el Estadi, donde le esperaban cerca de 3.000 aficionados. Seis meses después de conocer el interés del Barça, el defensa brasileño cumplía su sueño de vestirse de azulgrana.
Por si no le habían hablado suficiente de la rivalidad existente entre su nuevo club y el Real Madrid, Maxwell pronto tuvo la ocasión de comprobarlo. El ya típico Madrid, c..., saluda al campeón y otros cánticos similares fueron coreadas de forma masiva en la grada antes de que el brasileño asomara la cabeza por la escalinata que conecta los vestuarios con el terreno de juego.
Utilizando las palabras de Laporta, los culés se mostraron tritranquilos, y es que pese a los nuevos fichajes galácticos de Florentino Pérez, la afición recordó que el vigente campeón, no sólo de la Liga, sino también de la Copa y de la Champions, es el Barça.
La grada le pidió un guiño y Maxwell accedió a él besándose el escudo del Barça. Aunque había más de una pancarta reclamando su camiseta alguno incluso se atrevió a valorarlo más que Cristiano para lograr el preciado objeto, el brasileño no la dio, pero sí hizo feliz a un adolescente al enviar a la grada el primer balón que tocó sobre el césped del Mini.
Mino Raiola, su agente (también lo es de Ibrahimovic), se convirtió en su sombra. Disfrutó de cada momento de Maxwell, al igual que los encargados de redactar su nuevo contrato: una procuradora y un abogado