Puyol no tiene claro seguir

Puyol no tiene claro seguir
Miguel Rico Adjunto al director

Ya saben, por la portada de ayer de MD, que el Manchester City le ha hecho una oferta mayúscula a Carles Puyol. No es la única. El capitán tiene otras opciones... y se lo está pensando.

Puyol, 31 años, a quien el Barça le ha ofrecido renovar por dos temporadas y que tiene su futuro económico sobradamente resuelto, podría haber aceptado ya la propuesta de Txiki Begiristain para prolongar su contrato hasta junio de 2012. Pero no lo ha hecho porque, a estas alturas, su satisfacción personal no llega a través de una ficha millonaria, sino jugando cada domingo.

Y ese es el problema. Puyol, como se demostró claramente la temporada pasada, puede jugar en cualquier posición de la defensa pero ya no es indiscutible en ninguna. Es decir, que de seguir la misma tónica, el capitán, más que titular, sería el primer suplente de la defensa (sobre todo del lateral derecho)... y él lo que quiere es jugar.

Por eso, tiene dudas razonables sobre su papel en el próximo ejercicio. Y entiende lo que le está pasando. Y se sabe valorado en el club, en el vestuario y en la estima de los técnicos... Pero él, si puede, quiere jugar cada domingo. Y ese deseo irrefrenable de morir con las botas puestas (en el campo, no en el banquillo) es lo que está dilatando una renovación cuyo retraso no es imputable al club. Sino a él. Una renovación que, tal vez, no llegue a concretarse. O sí. Quien sabe, pero, en todo caso, pronto saldremos de dudas. La incertidumbre no puede ir mucho más allá.

La presión del City y de sus otros pretendientes exigirá, más pronto que tarde, una respuesta. Y el Barça, por su parte, tampoco puede esperar eternamente. También necesitará saber si podrá contar, o no, con él para defender el triplete,

Ahora bien, el club ya sabe que Puyol, dicho con el máximo respeto, no quiere ser para Guardiola lo mismo que Alexanko fue para Cruyff. Ese respetable papel en la sombra no es el que Carles quiere tener enlos últimos años de su carrera. Empezó jugando y quiere terminar jugando. En el Barça o dónde sea.

En todo caso, ocurra lo que ocurra, vayan por delante todos los honores que merece el capitán. Un tipo que se ha entregado, como nadie, defendiendo los colores de su equipo. Un futbolista vocacional, que juega al fútbol por la pasión y no por el dinero. Algo tan extraño como cien por cien cierto

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