El arresto preventivo ayer, viernes, del propietario del Steaua de Bucarest Gigi Becali, por haber ordenado el secuestro de los ladrones de su automóvil para recuperarlo, monopoliza estos días la atención de periódicos y televisiones en Rumanía. Humilde pastor de ovejas convertido en multimillonario por la explosión del mercado inmobiliario en la Rumanía pos-comunista, el encarcelamiento de George Becali (Braila, Rumanía, 1958) parece el último episodio de una decadencia anunciada.
Becali hizo sus primeros negocios de la mano de su entonces amigo Gica Hagi, que le prestó 150.000 dólares después de la Revolución de 1989 que acabó con el régimen de Nicolae Ceausescu. Compró baratos terrenos en los alrededores de Bucarest; y los precios no tardaron en multiplicarse. Becali vendió entonces en el momento apropiado, mucho y bien, se hizo millonario y compró la mayoría de acciones del club Steaua de Bucarest.
La presidencia del club le abrió las puertas de las televisiones, que le convirtieron en una figura pública cuya fama se extendía en la calle como la pólvora. Rico, famoso y respetado, entró en política con un discurso populista trufado de mística barata religioso-nacionalista. Su gran popularidad entre las clases bajas, cultivada con vistosas donaciones para obras de caridad y el reparto en mano de billetes en fiestas e inauguraciones, espantó a la Rumanía civilizada, pero nunca fue suficiente para que la amenaza se concretara. Parecido éxito han tenido hasta ahora sus inversiones en el Steaua.
Su fama como patrón del club se debe más a sus excentricidades que a los resultados deportivos. Una de las más célebres fue la prohibición de las canciones de Queen en el estadio de Ghencea, debido a la condición de homosexual de Freddie Mercury, quien fuera líder de la mítica banda británica. Becali calificó de "satánico" al solista de Queen, y se mostró partidario de sustituir sus canciones por música religiosa. "Hermano de sangre" con el ex presidente madridista Ramón Calderón desde que ambos sellaran el compromiso antes de un Steaua-Real Madrid de 2005, Becali ha tenido pocos motivos de satisfacción en los últimos tiempos.
Rechazado por los seguidores del Steaua, está siendo investigado por la Justicia por una presunta trama de primas a terceros, y la crisis económica han reducido su patrimonio de 2.000 millones de euros a los 200 millones de euros, según declaró recientemente. El arresto este viernes puede ser un golpe letal para su gloria, pero también un episodio épico que le permita recuperar el esplendor perdido.